FC Barcelona: Manual de Koeman para el relanzamiento (VÍDEO)

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El técnico anuncia cambios en el equipo, pero enarbola la bandera de la prudencia y acepta el encargo de Bartomeu para seducir a Messi

Fue una primera jornada intensa para Ronald Koeman. El trabajo duro ya estaba hecho y el Barcelona pudo oficializar a las 11:29 horas de mañana el acuerdo definitivo por el que el holandés iniciaba una segunda etapa en el club azulgrana y se convertía en el entrenador de la transición y el cambio generacional durante las dos próximas temporadas, aunque el segundo año estaba supeditado al visto bueno del nuevo presidente, que será escogido en las elecciones que se celebrarán durante la segunda quincena de marzo.

Desde ese mismo momento empezó a trabajar, diseñando el esbozo que deberá convertirse en proyecto durante las próximas semanas. Las directrices, aunque estaban meridianamente claras, se reafirmaron en un almuerzo junto al presidente Bartomeu, el CEO Oscar Grau, el directivo Javier Bordas y el flamante secretario técnico Ramón Planes.

Sobre la mesa varios nombres propios y algunas dudas. Entre los primeros, los de los pesos pesados de la plantilla que no tienen cabida en el proyecto del holandés, fichado por su concepción de juego y su mano de hierro con el vestuario. Piqué, Busquets y Luis Suárez, todos por encima de los 30 años, componen una columna vertebral envejecida y sin relevo generaciones. A ellos se suman otros futbolistas importantes como Jordi Alba, Rakitic o Arturo Vidal, que incrementan considerablemente la media de edad de la plantilla y gravan excesivamente la masa salarial.

Si hace un año y medio, fue contundente al asegurar que se debería apostar por los jóvenes y relegar a los veteranos, Koeman enarboló ayer la bandera de la prudencia aferrándose a la palabra «compromiso y actitud», aunque sabe que tiene el apoyo de Bartomeu, que el martes aseguró que «la renovación será tan profunda como sea necesaria».

El técnico tiene pensado hablar con todos ellos y exponerles sus ideas y lo que pretende de ellos. «Hay que hacer cambios. La imagen del otro día no es la que queremos y tenemos que recuperar el prestigio», aseguró antes de suavizar su discurso: «Solo quiero jugadores que quieran estar y dar el máximo. Un jugador, cuando tiene 31, 32 o 33 años no está acabado. Depende del hambre que tenga y que dé lo máximo al club», aseguró, consciente de que todos ellos tienen contrato en vigor y rescindir el acuerdo sería económicamente inviable.

De hecho, el representante de Sergio Busquets, José Maria Orobitg, dejó claro estos días que el centrocampista no estaba por la labor de perdonar los tres años que le quedaban y no tenía intención de facilitar una salida. Buen conocedor de los códigos del vestuario, Koeman no quiso mencionar ningún nombre propio, aunque sí confirmó su clara apuesta por la cantera y la Masía. «Es un momento para dar posibilidades a los jóvenes, soy holandés y nosotros no tenemos miedo de apostar por ellos. Hay que tener equilibrio entre los jóvenes, que dan intensidad, y los más experimentados. Eso es lo que tal vez le falta al equipo, más intensidad», aventuró. Todo eran pistas.

Conversación con Messi

Entre las dudas que surgieron en el almuerzo de trabajo celebrado ayer, un nombre propio, el de Leo Messi y la incerteza sobre su futuro. Aunque Bartomeu había tratado de tranquilizar a la afición («hablo regularmente con él y sabe que aquí hay un proyecto con un nuevo entrenador), no escondió que la posibilidad de que no alargue su contrato es real. «Su padre me comunicó que había una fuerte decepción. Esto es correcto, pero desde el domingo debemos pensar en lo que viene. Toca cambiar la mentalidad», explicó el dirigente.

Bartomeu se aferra a Koeman para que seduzca a Messi, algo que el holandés pretende hacer personalmente. «No sé si tengo que convencerle, es el mejor del mundo y como entrenador le quieres tener en tu equipo. Hablaré con él. Ojalá que siga más años aquí. Es el jugador importante que quieres en tu equipo como entrenador», aseguró el técnico, que no quiso desvelar la fórmula que empleará para disipar las dudas y decepción del rosarino.

Este próximo fin de semana podría producirse la necesaria conversación entre ambos. El club convive entre la esperanza y el temor. «Espero que Leo no se quiera ir. Es el mejor del mundo. Si quiere irse, intentaremos convencerle de que no se vaya, pero seguro que no hace falta», explicaba Javier Bordas, directivo del club a la salida de la primera reunión de trabajo.

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