Mesa redonda: a 23 años de la tragedia recuerdan labor titánica para reconocer 277 cuerpos

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Médico forense destaca el trabajo realizado por los fiscales tras la explosión que enlutó a cientos de familias.

A 23 años de la tragedia ocurrida en la zona comercial de Mesa Redonda, que dejó cientos de fallecidos tras la explosión de una gran cantidad de pirotécnicos almacenados en los alrededores, experta del Instituto de Medicina Legal destaca la titánica labor del Ministerio Público en la identificación de más de 200 cadáveres.

En solo tres días, el Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses del Ministerio Público realizó la necropsia de 277 cuerpos que quedaron calcinados producto del trágico incendio ocurrido el 29 de diciembre de 2001, recordó la médico legista Judith Maguiña Romero.
En ese entonces no se contaba con un laboratorio de ADN, lo que complicó la labor de identificación de los restos. El siniestro dejó un saldo oficial de 277 personas fallecidas.
La doctora Maguiña, quien formó parte del equipo forense que atendió la emergencia, describió la situación como un evento luctuoso sin precedentes.
El personal del Instituto de Medicina Legal, órgano de apoyo a las fiscalías en casos de muerte violenta, tuvo la responsabilidad de acompañar a los fiscales en el levantamiento de cadáveres. Sin embargo, las condiciones del lugar, con daños extensos por el agua y la cercanía de una subestación eléctrica, obligaron a posponer los levantamientos hasta el día siguiente.
Desafío titánico 
El 30 de diciembre, la Morgue Central de Lima recibió 150 cadáveres, lo que desbordó su capacidad de atención. Con solo 10 mesas de necropsias, el personal se vio enfrentado a una tarea monumental: realizar las necropsias de 277 cuerpos, algunos de ellos en estado de carbonización, en un lapso de tres días.
Ante la magnitud del desastre, solicitaron apoyo a la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos para almacenar los cuerpos y recibir a las personas que buscaban a sus familiares.
La identificación de los cadáveres se convirtió en un desafío titánico. Señaló que algunos cuerpos estaban irreconocibles, mientras que otros, asfixiados por el humo, conservaban sus huellas dactilares, lo que facilitaba su identificación.
Sin embargo, durante el traslado por la Policía a la Morgue ocurrió la pérdida de la cinta de esparadrapo con la identificación de los cuerpos, lo que dificultó la labor.
«En ese tiempo no teníamos el laboratorio de ADN para poder hacer la identificación, porque en un cadáver carbonizado no se pueden ver las huellas dactilares. La otra forma de identificar es mediante la odontograma, pero si no se tiene, no se sabe con quién hacerlo» explicó.
Maguiña Romero relató que el equipo forense trabajó incansablemente durante 12 horas continuas para atender la emergencia.  Recordó la enorme dificultad para identificar restos humanos parciales, como extremidades, así como determinar su sexo, edad y causa de muerte.
Además de las quemaduras, se debían descartar otras causas de muerte, como infartos y así determinar si se trataba de muertes violentas.
Tomado de  Andina: 

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