En Otro Lenguaje
Por: Jaime Asián Domínguez (*)
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Este riesgo de cantar y, en ocasiones, hacer el ridículo no es exclusividad de la presidenta Dina Boluarte, quien esta semana volvió a ser tendencia -algo de lo que se jacta- al entonar “El Gato Ron Ron”, la recordada canción de Yola Polastri, y poner de cabeza a las plataformas digitales, incluido un bien editorializado remix del DJ e influencer Tito Silva. Algo está claro: El que canta, no siempre encanta. ¿Qué habría dicho “La Chica de la Tele” al escucharla?
Quizá el más afinado fue Alan García. Solía decir que “los políticos sin humor y los políticos sin música son políticos sin alma”. Y, claro, criollazo como era, se rodeaba de los grandes para sus incursiones artísticas, y esa versión de “Y se llama Perú”, junto a Arturo “Zambo” Cavero, resultaba fenomenal, más allá del tufillo electoral que le daba y del ego colosal que lo llevaba a considerarse “Alan Perú”. García Pérez es irrepetible y no pocos quisieran que esté vivo, como sugiere el imaginario colectivo.
El “Cholo sano y sagrado” Alejandro Toledo nos tenía secos con “Amor, amor”, de los hermanos Gaitán Castro, reforzando su nexo con el ande. En verdad, solo gorgoreaba y, cuando le daba sed, algo que era habitual, arrancaba con el bendito tema, flanqueado por su imperturbable cómplice, Eliane Karp. Más bien, ahora que la exprimera dama se encuentra escondida en Israel, lejísimos del penal de Barbadillo, Toledo podría cantarle lloriqueando: “Amor, amor, qué está sucediendo; amor, amor, qué te está pasando; amor, amor, por qué te alejas, por qué te muestras tan indiferente…”.
Ollanta Humala siempre fue un palo seco, un cachaco acartonado, como diría Martha Hildebrandt. No le entraba ni al “Arroz con leche…” ni a “La cucaracha, la cucaracha…”. La pilas era su esposa, la mandona Nadine Heredia, discípula de la nueva trova y los ritmos latinoamericanos. También era teatrera y la desaparecida revista Correo Semanal descubrió el cortometraje “Gemelas”, de su época universitaria, en el que cumple el rol de una mujer fatal. Ahora cantan ante la justicia como la expareja presidencial.
Finalmente, PPK no soltaba la flauta dulce y hasta daba conciertos; Vizcarra después de su desastrosa gestión pasó a tener ritmo como el “Bebito fiu fiu”; Manuel Merino no sonó ni tronó en sus dos minutos de gloria; y Pedro Castillo aún no sabe si el pollo está vivo o muerto.
(*) Analista político y consultor de contenidos
—“Algo está claro: El que canta, no siempre encanta. ¿Qué habría dicho “La Chica de la Tele” al escucharla?”.