En Otro Lenguaje
Por: Jaime Asián Domínguez (*)
Como si tuviésemos un reloj en las manos, vamos marcando las horas de la historia contra el tiempo que protagoniza la presidenta de la República, Dina Boluarte, aunque, como dice la composición de Roberto Cantoral que interpreta Luis Miguel, entre otros artistas, ella quisiera cantar: “Reloj, no marques las horas, porque voy a enloquecer”. Su hora cero será el 5 de abril cuando, finalmente, se presente ante la Fiscalía. El tic, tac, tic, tac, tic, tac será la banda sonora de la audiencia.
A ver. El Ministerio Público y la Diviac del coronel Harvey Colchado allanaron la vivienda de la mandataria y Palacio de Gobierno por “un claro indicador de rebeldía”, que redundaría en un “retraso en el resultado de la investigación”. Su abogado, Mateo Castañeda, ha sido el gestor del lapidario mutis de doña Dina Ercilia, que le puede salir más caro que los Rolex hallados durante la intervención. Otro paladín de la jefa del Estado, Joseph Campos, ya marcó un derrotero de la defensa: “¿Qué pasa si el lujoso reloj es un obsequio de un fan enamorado?”.
En esa línea, la estrategia palaciega, ante la prognosis del caso, parece ser que este tiempo dilatorio -adosado a un reloj de arena- sea utilizado para saber cuáles son los argumentos en contra que tiene la Fiscalía y contragolpear con una maniobra de defensa de tal forma que no exista incoherencia entre lo que se diga y lo que hay (o halló). “Recuerda que también puede haber una suerte de pretender viciar todo este proceso de investigación, y una vez que se vicie se anula todo”, advierte una amiga abogada, algo que ya se está evidenciando.
¿Le alcanzará el tiempo para armar el cuento? Es claro que tiene que luchar contra sus propias palabras (como esa monumental mentira de que el Rolex era una joya de antaño) y ahí, de todas maneras, necesitará de aliados y amiguitos (aló, ¿Wilfredo Oscorima?) que la ayuden a justificar lo que parece injustificable. Por lo demás, resulta más fácil que llueva para arriba a que el Congreso apruebe su vacancia.
Finalmente, ¿saben cuál es el slogan de Rolex? “Una corona por cada logro”. Una corona que, para la Presidenta, bien puede ser de espinas.
(*) Periodista y consultor de contenidos
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“Necesitará de aliados y amiguitos (aló, ¿Wilfredo Oscorima?) que la ayuden a justificar lo que parece injustificable”.