La infidelidad y los gusanos

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En Otro Lenguaje

Por: Jaime Asián Domínguez (*)

 

-¡Me estás engañando con dos mujeres! -¡No, no es verdad! -¡¿Cómo que no?! ¡Lo estoy viendo en la televisión! -Pero mi amor, ¿vas a creer más a tus ojos que a mí?

El Judas Iscariote Domínguez (lleva mi apellido materno el pendeivis), compulsivo discípulo de la trampería, ha movido los cimientos de la familia peruana -¿no exagero, verdad?- y ahora los vericuetos de la truculenta política o el definitivo divorcio del “poeta” Paolo Guerrero con Alianza Lima, que algunos también conjeturan como traición, son un Chancay de a 20 frente a esta desvergonzada y repulsiva versión de cómo se mata el gusano, en una camioneta que mutó a rana, en la calle, a plena luz del día, para deleite de las audiencias chismosas (que las hay, sin ningún tapujo) y las dentelladas por rating de Magaly Medina. Eso sí, a la “Urraca” lo que es de la “Urraca”, la francotiradora de los ampayes, sin que eso implique comulgar con su modus operandi o aplaudir el chongo.

Mientras Maná hace llorar a Pamela con “que nunca volverás, que nunca me quisiste, se me olvidó otra vez, que solo yo te quise”, el diagnóstico del cantante resulta complicado: Una investigación de la Universidad de Florida concluyó que casquivanos como Christian tienden a exhibir el “apego inseguro”, es decir las secuelas de las precarias relaciones que cuando niños tuvieron con sus progenitores o tutores. Facundo Cabral, en su momento más lúcido, dejó establecido que traicionar a una mujer es un acto tan inmoral que la persona que comete tal fechoría debería no levantar la vista del suelo jamás. El Domínguez ya está curtido y no le entran balas.

Un psicólogo amigo me advierte: “¡Cuidado con la normalización de estos hechos televisados para todos los públicos! Yo, niño, puedo alojar en mi cerebrito que la infidelidad es parte de la vida y ¡no!, la infidelidad no puede ser parte de la vida, aunque esto parezca una utopía”. Y lo que es peor: las manzanas de la discordia, las practicantes del Good Time, salen sin ningún cuajo a santificar el pecado, mismas Evas.

(*) Periodista y Consultor de contenidos

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“Una investigación de la Universidad de Florida concluyó que casquivanos como Christian tienden a exhibir el ‘apego inseguro’”.

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