En otro lenguaje
Por: Jaime Asián Domínguez
Este Congreso tiene el presidente que se merece. De haber elegido en la mesa directiva a un legislador con una hoja de vida intachable, si lo hubiese, no habría guardado concordancia con la tendencia hacia la animadversión que domina al Parlamento actual, plagado de una mediocridad y desvergüenza pocas veces vistas. De manera que Alejandro Soto y su retahíla de investigaciones calza perfectamente en su puesto.
Dicho de otra forma, el congresista cusqueño que se entrevistó así mismo cuando era candidato, es el indicado para dirigir a los “mochasueldos”, “niños”, violadores, lobistas y viajeros, entre otros especímenes, que congrega el Hemiciclo. Da la impresión que los “padres de la patria” están decididos a morir en su ley. Y su ley no es otra que la de pisotear el factor representatividad que les otorgó el pueblo vía las urnas.
Insistimos: este Congreso tiene el Soto que se merece y, salvo que llueva para arriba, seguirá reinando la sentencia “otorongo no come otorongo” y las investigaciones o amagos de aplicar la ética a los faltosos servirán solo para ganar tiempo y, así, llegar hasta 2026 prendidos de la mamadera. Para entonces, de seguro, tendremos otras especies en las curules porque está comprobado que hay mutación y reproducción del mal ejemplo.
Nosotros hemos apoyado el regreso de la bicameralidad en el entendido de que, con mentes más lúcidas, podría ser el filtro para la dación de mejores leyes o las normas que demandan las mayorías, pero si solo va a ser el trampolín o un atajo para que los actuales congresistas prosigan en las mieles del poder, retiro lo dicho. La gente anda con el rostro adusto, como si estuviese chupando limón (cuyo precio está por las nubes) por la laya de legisladores que tenemos y el mea culpa tendrá que ser en las ánforas. Amén.
“Y su ley no es otra que la de pisotear el factor representatividad que les otorgó el pueblo vía las urnas”.
