Hasta antes de la pandemia, la verdad que ya había saturado tanta falsía, cuando veíamos esos saludos muy ‘fraternos’, ‘dulces’, ‘tiernos’, ‘conmovedores’ y ‘originales’ si de saludar se trataba.
No era un beso natural, con los labios tocando la mejilla, era una rutina mal acostumbrada, que se concretaba juntando las mejillas y soltando al aire un ¡Mua! si se daba. Imagen fría y hasta ‘puñalera’ aquellos saludos de falsa solemnidad establecida
Hoy que ya se habla de una ‘nueva normalidad’, de una ‘normalidad diferente’, con la gente lista para salir al frente y seguir vigente -mientras se da ese lento e incierto regreso a la ‘normalidad’ en nuestro medio-, hay que ir familiarizándonos con un nuevo saludo, aquel que ya lo vemos por las Europas con los gobernantes dando el ejemplo a sus súbditos.
Peruanicemos y vayamos acostumbrándonos entonces a ese saludo distante, que resulta hasta ‘vacilonero’, pero seguro, con las mascarillas puestas, para de inmediato tomar distancia. Dando lugar así a ese imaginario personaje, post pandemia, que conlleva el respeto, la cortesía y fraternidad que nos debemos todos en el saludo.
Un ‘Codito’ tal que, acto seguido, algunos le agregan su patadita de remate, lográndose una sonrisa entre mascarillas. Un ‘Codito’ que, sonando bonito el nombrecito, llama al goce por su efecto simpático y hasta amical, predisponiéndonos a seguir en la brega.
Obviamente, ya nada será como antes; chao besos, adiós abrazos, afuera manitos si es que no queremos terminar ‘coronados’ por ese demonio llamado Covid-19 en este año 20.
Que todo sea por seguir vivos, respetuosos y pujantes en una nueva era, para volver a hacer grande a nuestro querido Perú.
Saludémonos hermanos todos, y a ponerlo en práctica. Bienvenidos ‘Codito’ y ‘Pezuñita’.
(‘El Tato’)
