Día del Periodista: el periodismo radial en Juanjuí

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Antecedentes históricos

Los antecedentes históricos del periodismo en Juanjuí se sitúan a finales de la década del 50, cuando la Inspección de Educación (institución rectora por esos años de la enseñanza escolar) adquiere, con fondos del Centro de Colaboración Pedagógica (aporte de los maestros), equipos de amplificación de sonido a través de altoparlantes; dándose inicio en Juanjuí la emisión de programas de audición a distancia.

Desde entonces se emitía “La Voz del Magisterio”, desde la sede de la Inspección Educativa, que funcionaba en la Plaza de Armas (en un ambiente de la municipalidad), conducida por un docente de la localidad. Irradiaba programas sabatinos a vista del público en los que combinaba números artísticos, culturales y poéticos; con la participación de profesores, escolares y artistas locales. Divulgaba además información preferentemente de carácter educativo.

En 1967, Otman Barrera Chávez, destacado y joven maestro, asumió la conducción de “La Voz del Magisterio” cuya sede se trasladó a la Casa del Maestro, estableciéndose transmisiones diarias en horario nocturno, con una programación variada.

En 1972, el magisterio local, organizado en el Sindicato Unitario de los Trabajadores en la Educación de Mariscal Cáceres (SUTE-MC) acuerda darles a sus emisiones un sentido periodístico, adoptando el nombre de Radio Mariscal Cáceres cuya cobertura fue ampliada a través de siete altoparlantes distribuidos con criterio técnico en distintos puntos del radio urbano, incluidos el Puerto Amberes y los puertos donde convergen los jirones Huallaga y Triunfo. Además, por efecto de las brisas nocturnas y el eco, que trasladaban las ondas hacia los barrios de Juanjuicillo y San Juan, las audiciones se escuchaban en estos lugares con muy buena nitidez, sin las interferencias de los ruidos urbanos.

Sus emisiones se iniciaban a las 07:00 de la noche y finalizaban a la 10:30. El inicio de la programación tenía por cortina musical el vals Mi Perú de los Hermanos Zañartu, tras el cual Otman Barrera identificaba la transmisión reiterando el slogan característico, por él creado: “Desde el corazón del Huallaga Central, riqueza y esperanza del Perú, transmite Radio Mariscal Cáceres, órgano de divulgación del Sindicato Unitario de los Trabajadores en la Educación”.

Anunciaba luego un espacio de música criolla por treinta minutos, seguido de temas musicales variados de la época que Otman Barrera seleccionaba con breves y apropiadas cuñas de identificación. La programación, semanalmente, incluía “Los jueves culturales”, un espacio en el que las escuelas, por turnos, presentaban programas educativos con la presentación de números variados preparados por los docentes y escolares.

En la parte central de la programación se presentaba un espacio periodístico que daba cuenta de los sucesos cotidianos de la localidad y también de la política nacional, mirados con ojo crítico que en nada agradaban a algunas autoridades, especialmente a los militares retirados, venidos de Lima, que fungían de subprefectos, uno de los cuales -coronel EP de apellido Esquivel- dispuso la clausura de la emisora y tan luego se marchó; el que le sucedió, con más tino y mejor criterio, dejó sin efecto la medida.

Radio Mariscal Cáceres formaba parte del acontecer cotidiano del Juanjuí de los años 60 y se constituye en importante componente cultural de nuestra tradición. Las personas que por las noches solían reunirse en la plaza de armas, sentadas en las bancas allí instaladas, conversaban y disfrutaban del fresco de esas horas, se deleitaban a la vez con el fondo musical que desde la Casa del Maestro les llegaba a sus oídos.  

Al trasladar a nuestros recuerdos lo que significó para Juanjuí Radio Mariscal Cáceres, resulta ineludible dejar de recordar a Otman Barrera Chávez, que, sin los artificios de la impostación de voz y otras técnicas usadas en la locución profesional, desempeñó esta función -ad honoren- durante dieciséis años, poniendo en juego sus cualidades innatas: voz clara con excelente tono y modulación, no aprendida, tampoco ejercitada.

Habría que reconocer, sin embargo, que una locución de calidad no sólo requiere de buena voz, sino, sobre todo, poseer excelentes habilidades de comunicación y creatividad para interactuar con los radioescuchas, que Otman Barrera sí los tuvo. Y hoy mismo, cuando nos contesta el teléfono, pese a los años transcurridos y a los tantos por él vividos, se advierte que el tiempo, despiadado enemigo del talento, no ha resquebrajado esas cualidades que lo ubican en nuestra historia como el primer y excelente radiodifusor que tuvo Juanjuí.

En este día especial, un fraternal abrazo a los periodistas de Juanjuí.

Alberto Ruíz Tuesta

(Escritor y literato de la identidad de Juanjuí)

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