Una inédita anécdota contada por Gonzalo Iwasaki
MI HISTORIA CON ARMANDO MANZANERO
Por: Gonzalo Iwasaki (*)
El gran recuerdo que tengo del Maestro, que evoco ante su sentida partida, me transporta a 1982. Yo era un bisoño reportero de 23 años y saliendo del coliseo Amauta, vi a don Armando cercado por un enjambre de fans. Fue uno de los jurados de un festival musical y desorientado por la marea de fanáticos, se perdió de la seguridad, los anfitriones y del bus que transportaba a los artistas.
Como ya habíamos tenido una breve entrevista, me reconoció como el único auxilio a la mano y me pidió que lo lleve a su movilidad.
Cuando nos cercioramos de que en el tumulto el bus ya había partido, le ofrecí llevarlo en mi humilde Daihatsu (ese auto hoy sería comparable a un motocar). Y tuvimos una plática (vocablo muy mexicano, que me encanta) deliciosa, camino a su hotel miraflorino. Pero entre todas las cosas que platicamos, me impactó lo que me contó de su “marketing musical”. Me decía don Armando que muchos compositores no titulaban adecuadamente sus canciones y eso confundía. Me puso como ejemplo ese bolero que dice “Muñequita linda, de cabellos de oro…” anotando que su verdadero título es “Te quiero, dijiste”. Pero la gente lo llama Muñequita linda.
“Por eso es que yo, para hacerla fácil, decidí titular a mis canciones con la primera palabra o frase de la letra”.
¡Y boquiabierto comencé a recordar sus más famosos temas, comprobando lo que me contaba! Fíjense ustedes:
ADORO, la calle en que nos vimos…
ESTA TARDE VI LLOVER, vi gente correr y no estabas tú…
CONTIGO APRENDÍ que existen nuevas y mejores emociones…
SOMOS NOVIOS, pues los dos sentimos mutuo amor profundo…
ESPERARÉ, a que sientas lo mismo que yo…
NO SÉ TÚ, pero yo no dejo de pensar…
VOY A APAGAR LA LUZ para pensar en ti…
AQUEL SEÑOR a quien compraba las flores que te daba…
MÍA, aunque tú vayas por otro camino…
TE EXTRAÑO, como se extrañan las noches sin estrellas…
Gracias don Armando Manzanero, por la sencillez y humildad que tuvo aquella vez; guardo emocionado ese recuerdo. Gracias por facilitarnos la aventura del enamoramiento; cantando una de sus canciones, el éxito estaba asegurado.
Gracias por haber estado musicalmente presente en momentos importantes de nuestras vidas.
(*) Periodista