Por Javier Contreras (*)
Esto es un tema de economía. Hablamos de un equipo de fútbol cuyos jugadores tienen un valor en el mercado de US$ 7.5 millones, más que cualquier otro plantel del país, más de lo que jamás ha valido este mismo equipo en más de 100 años de historia.
Es economía, señores. Se trata de unos acreedores que dispusieron de US$500 mil para hacerle un contrato de 3 años a un jugador, otrora promesa, que desde hace 5 años no ha tenido más que lesiones y no suma ni 10 goles.
Es economía porque en medio de la peor crisis económica del país producto de una pandemia que ya cobra la vida de 36 mil compatriotas y que obligó a reducir el sueldo de sus trabajadores, se invirtió US$400 mil en el préstamo de un “goleador” chileno de 31 años, que traía 2 goles en los últimos 6 meses.
Porque hay 12 millones de hinchas que son capaces de pagar semana a semana sus entradas y llenar el estadio, llegando a picos de S/ 3.8 millones de recaudación en un partido de la Copa Libertadores.
Es economía, claro que sí, pero -y sobre todo- es amor, amor a los colores de una camiseta: la blanquiazul, que en el pasado ha sido llevada con gloria y honor por grandísimos jugadores como Cubillas, Cueto, Velásquez, Perico León, Duarte, Soto, Waldir, Jayo, Pizarro, Guerrero, Farfán…
Es un amor que conoce realmente lo que es una tragedia pues perdió a una generación dorada de jugadores en un accidente en el mar de Ventanilla, y años después la muerte de una gran promesa en un incidente vehicular. Es un amor incondicional, que linda con la devoción, con la fe.
Y como es amor, amor verdadero, amor del bueno, no acaba. Ni siquiera unos indolentes como los que saltaron a la cancha del Nacional el último sábado pueden hacer que acabe, o que, siquiera se ponga en tela de juicio o acrisole el sentimiento.
El amor, en los tiempos difíciles, se fortalece, se consolida, se agranda. Eso es Alianza y la pena que hoy siento no me deja hablar ni escribir de otra cosa que del club que amo, que mi padre me enseñó a amar y que a él sus hermanos mayores le enseñaron a hacer lo propio.
En segunda, en Copa Perú o en la liga de La Victoria, Arriba Alianza, que a Matute volveremos para verte campeonar.
