Por Marcial de la Cruz (*)
Nuevamente Martín Vizcarra rebusca en su propio lodo algo que le permita cubrir el descrédito que hoy lo supera. El caso “Swing”, el del clientelismo político, ha pasado a ser anecdótico para dar paso a los primeros verdaderos casos de inconducta funcional en el señor presidente. Utilizar el cargo de gobernador de Moquegua para direccionar la ejecución de obras y obtener beneficios personales como los pagos denunciados, suman varios delitos.
En lugar de responder, Vizcarra regresa a los fantasmas que lo han acompañado desde que asumió la presidencia. Su amigo y cercano colaborador, el ex ministro de Agricultura, José Manuel Hernández, es quién habría facilitado el registro de llamadas telefónicas, donde está registrada la coordinación de la entrega de dinero de ICCGSA, por la concesión de la obra de irrigación en las Lomas de Ilo.
Veintisiete congresistas, del peor parlamento peruano, replantean la vacancia, que a esta altura está fuera de juego. En lugar de adelantar la investigación, obtener pruebas objetivas de lo que se le acusaría a Vizcarra, se dedican a hacer politiquería. Coordinan para que el tema esté en mesa, lo verán en noviembre y seguro lo arrastrarán hasta abril para tener un arma de presión sobre el cuestionado presidente
Algunos advierten que no hay que confiar en la Fiscalía. Un colaborador eficaz en el caso “la centralita” (Cavassa) habría afirmado que la actual fiscal de la Nación, Zoraida Avalos, tendría vínculos con los “Cuellos Blancos” y se documenta las buenas amistades que tuvo con los miembros del tristemente célebre Consejo Nacional de la Magistratura.
En Huancavelica, Martín Vizcarra dijo que es un hombre de fe e hizo un llamado a la clase política para que sea responsable, no se posterguen las elecciones y no lo vaquen. Luego los pateó, agregando que, con argucias, quieren patear el tablero de la democracia cuando él es el problema. La actividad política se desprestigia con estos personajes.
Estamos atrapados en esta maraña de personajes que utilizan la política para lograr sus propios intereses. Empieza la campaña electoral y tenemos que elegir mejor en todos los niveles de gobierno. Hay casos escandalosos de malos manejos y denuncias contra alcaldes, sin embargo, muchos han sido reelegidos hasta en tres periodos consecutivos.
A esta altura todos se volverán críticos del sistema, en guerra contra la corrupción y libres de pecado, no hay que creerles. Rebusquemos sus bolsillos y sus vidas, no le demos ni un crédito, cuidado con el espacio que tengan para vender sus mentiras. Estamos advertidos.
(*) Periodista colaborador para La Última