Desde La Última rendimos homenaje a todos aquellos héroes que emulan el sacrificio de Carrión
Un 27 de agosto de 1885, el aún estudiante sanmarquino, Daniel Alcides Carrión, decidió inocularse sangre contaminada con la bacteria Bartonella Bacilliformis para, de esa manera, analizar la enfermedad de la “Verruga Peruana”.
El atrevimiento del joven Carrión lo llevó a la muerte 39 días después, un 5 de octubre, no sin antes dejar detalles de su investigación. La “Verruga Peruana” y la “Fiebre de La Oroya”, eran la misma patología, contribuyendo con ello, a encontrar una cura a la temible enfermedad.
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Y en medio de esta crisis sanitaria que el mundo soporta producto del nuevo coronavirus, no podemos dejar de reconocer a aquellos médicos que hacen honor a la ‘bata blanca’. A aquellos que día a día, en pandemia o no, sacrifican su tiempo, muchas veces su familia, muchas veces su propia salud, para llevar salud a los demás.
Desde La Última, nuestro saludo, admiración y respeto a todos los médicos del Perú en su día, por hacer de esta profesión un instrumento de altruismo en nuestro país.