Los ¿inocentes? memes (Opinión)

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Por el Dr. Alberto Medina

Seguro que ustedes, o cualquier persona en estos tiempos de cualquier parte del mundo, está habituado o forma parte de elaborar, disfrutar y compartir un meme, como se le conoce.

Hablar de los memes por las redes sociales, es aludir a la autoría del término en Dawkins, en sus trabajos de zoología evolutiva, en la década de los años 70, llamándola, MEMÉTICA. Dawkins se percató que las transmisiones culturales, basadas en una comunicación transversal y longitudinal, lograrían un mayor sentido, resumidas en una unidad de análisis. Es decir, que, existiendo zonas alejadas en el mundo, muy dispersados, podían tener un hilo conductor compatible a los intereses de mantenerse informados; de ahí, poderse transmitir de generación en generación.

Esto, basado en la escala animal, se ha ido perfilando en la captación de las demandas psicosociales en que el mundo se está desarrollando y que reflejan también una necesidad de transmitir información y conocimiento; sea este de forma básica, y/o hasta buscar, y darle, diversos sentidos que calen en la consciencia de las personas. Este potencial comunicativo que hoy tienen los memes, cuyo único sentido es poderlo compartir, contiene además una semántica y simbología que se asocian al recuerdo y evocación de los hechos.

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Para usted, amigo lector, no es novedad hoy en día, encontrar en las redes, memes de toda característica, sea de orden social, político, costumbrista, gastronómico, sexual, de género, deportivo, etc. De todos ellos, con matices (de fondo) muy serios o con gran sentido del humor, que pueden ridiculizar a personajes de estos diferentes ambientes del quehacer cotidiano.

Pero, ¿qué impacto psicosocial puede estar despertando en la conducta diaria de las personas? Podríamos especular con varios señalamientos, me bastaría con nombrar tres.

El primero, los memes hoy en día, para muchísimas personas, es representar un tipo de liderazgo, un reconocimiento, para ser considerados. A más de uno nos llega, casi siempre, de la misma persona memes divertidos y de representación diversa, esto nos entretiene, sí, y seguro, bastante.

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El segundo, existe una necesidad de replantear, virtualmente, el sentido del humor. Pareciera que a más personas les viene bien reírnos desde temprano, de entretenerse con ocurrencias, atinadas o desatinadas, el asunto es reírse; es más, hasta reflejar nuestra tolerancia en guardarlo, o no, para compartirlo mucho en nuestras redes. Ya consagrada en la costumbre cotidiana, estos memes los necesitamos.

Y el tercero tiene que ver, asumo para la mayoría de varones, con su madurez sexual. Es decir, existen una importante cantidad de hombres que la connotación de contenido erótico, y hasta obsceno, complazca su necesidad simbólica y de placer inmediato en una dimensión comunicacional limitada. Hay personas, que buscan denodadamente este contenido para reafirmar su “virilidad” y su condición de “macho”, socialmente hablando. Tal contenido refuerza en el inconsciente personal y colectivo, la idea distorsionada de lo que les corresponde a los hombres y a las mujeres, en la sana y necesaria idea de la sexualidad de la pareja.

En suma, la adaptación social a los nuevos parámetros que las circunstancias nos ofrecen, dependerá de los recursos psicológicos de cada persona para poder convivir sanamente y de aceptar las diferencias con los demás.

Entones, quedará en cada uno de nosotros cotizar la valoración, trascendencia y uso de los memes, ya que han llegado a nuestro sistema comunicacional, en una dinámica muy particular, que nos propondrá siempre una explicación a la altura de lo que consideremos, y que ya no se irá de nuestras vidas. Hasta la próxima.

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