La política, un establishment podrido

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EN OTRO LENGUAJE
Consultor de contenidos y analista político – @jaimeasian

Nunca antes la política tuvo una asesora tan protagónica y bien pagada, como la mentira. Y cuando la verdad resulta un obstáculo para sus propósitos, simplemente, le mocha el sueldo o la manda de vacaciones, si es que no la despide. Así de fregados estamos.

Con autoridades que han perdido la vergüenza y mienten y mienten en el entendido de que algo queda. Por menos, en otros países van presos, pero aquí la mentira ha echado raíces hasta el nivel más alto y hay un contubernio para que nadie choque con ese
establishment podrido.
Cuenta una conocida leyenda que, cierto día, la mentira y la verdad se cruzaron cerca de un río. Y la mentira empezó con el diálogo: -Hermoso día, doña verdad.
Entonces la verdad miró al cielo, oteó el horizonte… y sí, lo era. -Buen día, doña mentira.  Todavía más bello está hoy el río, acotó la mentira. La verdad divisó una y otra vez el río… y sí, la mentira decía la verdad.
-Cierto, el río está esplendoroso, asintió la verdad. Y la mentira, corriendo hacia el río, exclamó: -¡Vamos a nadar, el agua está en su punto, pruébela! -La verdad, que a esa altura de la conversación ya confiaba un poco en su eventual amiga, tocó el agua, la sintió rica para el chapuzón y decidió aceptar la invitación. -Está bien, doña mentira, ahí vamos.
Luego de quitarse la ropa, las dos se lanzaron al agua y estuvieron nadando largo rato hasta que, sigilosamente, la mentira se vistió con las prendas de la verdad y desapareció.
La verdad se resistió a ponerse la vestimenta de la mentira y empezó a caminar desnuda por las calles. La gente no decía nada al ver a la mentira enfundada en la ropa de la verdad, pero se horrorizaba al paso de la verdad desnuda.
Y es que corre tanta mentira a diario que a veces nuestra población empieza a mimetizarse con el engaño, algo que desde todo punto de vista es muy peligroso. La verdad, químicamente pura, tiene que abrirse paso pomás que la mentira la enamore y le pinte un panorama esplendoroso. Y en ese eslabón es cuando más necesitamos de una Fiscalía y de un Poder Judicial que se pongan los pantalones y manden a llorar al río a quienes han hecho de la mentira un negocio rentable.
Si no es mucho pedir, por supuesto. Ah, solicitarle algún cambio de comportamiento al Congreso es como pedirle peras al olmo.

“Y en ese eslabón es cuando más necesitamos de una Fiscalía y de un Poder Judicial que se pongan los pantalones…”.

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