Comunidades indígenas amazónicas exigen a Petroperú pagar deuda ambiental con nuevo rescate financiero

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*Líderes de los pueblos nativos Kichwa, Quechua, Chapra, Wampis, Kukama, Achuar y Urarinas llegaron a Lima para presentar estudio que detalla los impactos del Oleoducto Norperuano en sus derechos humanos y ecosistemas.

Líderes y representantes de siete comunidades nativas llegaron a Lima para exigir que la empresa estatal Petroperú asuma su responsabilidad por los daños ambientales y sociales causados durante décadas de explotación petrolera en la Amazonía peruana.

Hace unos días, el Gobierno emitió un decreto de urgencia por el cual otorgará un rescate financiero de US$750 millones en favor de Petroperú, con el fin de salvarla de una posible quiebra.

Frente a esta situación, los líderes de los pueblos Kichwa, Quechua, Chapra, Wampís, Kukama, Achuar y Urarinas, cuyos derechos a una vida sana han sido vulnerados por la contaminación y explotación petrolera, pidieron que parte del nuevo salvataje financiero también sea destinado para reparar los daños ambientales y a la salud provocados por el Oleoducto Norperuano en sus territorios.

Advirtieron que aún no se han calculado los costos históricos generados por el Oleoducto Norperuano sobre las siete poblaciones nativas, a los cuales nunca se les ha compensado por el uso de sus tierras, ni por la pérdida y degradación de sus ecosistemas y contaminación de sus ríos y bosques, a causa de los 300 pozos petroleros y los 400 Km de carreteras.

Según el estudio que presentaron públicamente, los costos de remediación en solo 30 sitios priorizados del Lote 192 superan los S/ 650 millones, una cifra que evidencia la insuficiencia del fondo de remediación estatal, que cuenta con un presupuesto total de apenas S/ 431 millones.

“Miles de millones de dólares para que sobreviva Petroperú, pero para los derechos humanos y el medio ambiente, no hay dinero”, denunciaron los líderes indígenas.

También argumentaron que Petroperú ya antes recibió US$ 2.250 millones en el 2022 y, sin embargo, pidieron nuevo rescate financiero de más de US$ 3.500 millones. Este pedido implica un aumento de capital de 1.150 millones, la conversión de un préstamo de US$ 750.000 en capital adicional y la solicitud de garantías estatales por US$ 1.650.000 millones para asegurar futuras operaciones.

Finalmente, anunciaron que buscarán iniciar un diálogo con acreedores e inversionistas internacionales para plantear sus demandas y exigir que se incluyan cláusulas que garanticen el respeto a los derechos humanos y el medio ambiente en cualquier operación de rescate financiero.

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