Perfil del candidato Alberto Fujimori

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En Otro Lenguaje
Por: Jaime Asián Domínguez (*)

 

El 5 de abril de 1992 rompió el orden constitucional y estableció una dictadura que duró hasta el año 2000. ¿Se acuerdan del “disolver, disolver..? En ese lapso lo pudrió todo (sociedad, medios de comunicación, política, etc.) y puso de rodillas a las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional, con el aval de generalotes panzurrones prestos a la genuflexión.
El pillo Vladimiro Montesinos, sugar daddy de la bella “Gatita”, lo apuntaló comprando conciencias con rumas de dinero y su respectivo videíto en la salita del SIN. Los famosos “vladivideos”. Laura Bozzo fue una de las fans enamoradas del desgraciado, según propia confesión, aparte de las “geishas”, que lo circundaban micrófono en mano en su cama en plena cobertura periodística. El periodismo en el subsuelo, jugando en pared con los diarios chicha. A eso llamaban “primicia”.
Cuando finalmente le cayó la noche, el “Chino” llenó las maletas con dinero cochino y fugó del país para recalar en Japón, desde donde -el 19 de noviembre de 2000, renunció a la Presidencia vía un fax enviado al entonces intachable presidente del Congreso, Valentín Paniagua. Muchos toman este hecho como uno de los motivos de fuerza para denegarle la pensión vitalicia de S/15,600, contantes y sonantes.
Ahí mismo, en Japón, intentó convertirse en senador nipón, cosa que no logró y fue extraditado de Chile, a donde había aterrizado el 6 de noviembre de 2005 producto de su mal diseñada avanzada por evadir a los tribunales por los delitos de corrupción y violación de los derechos humanos (matanzas de Barrios Altos y La Cantuta, por ejemplo).
Pues este señor de 85 añazos, Alberto Fujimori, denunciado también por torturar a su esposa, la endeble Susana Higuchi, recobró la libertad por un polémico indulto humanitario, resucitó de entre los moribundos, se inscribió en Fuerza Popular cumpliendo los caprichos estratégicos de su hija Keiko, pretende postular otra vez a Palacio de Gobierno como si nada hubiese pasado. Una burla para el país del tamaño de la sinvergüencería que exhibe el Congreso alcahuete que tenemos.
Y así no juega Perú.
(*) Analista político y Consultor de contenidos

“Muchos toman este hecho como uno de los motivos de fuerza para denegarle la pensión vitalicia de S/15,600, contantes y sonantes”.

 

 

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