Selección de Fossati derrotó 1-0 a centroamericanos y sigue sin generar confianza a poco e iniciarse la Copa América
Un solitario gol de Edison Flores le dio una magra victoria a la Perú 1-0 sobre El Salvador. El partido sirvió para que Jorge Fossati siga probando opciones de formar un once que pueda iniciar las acciones en su debut en la Copa América ante Chile. Lapadula falló un penal.
El equipo dominó las acciones en la totalidad del encuentro, pero nunca pudo plasmar su superioridad en el marcador. El gol del ‘orejas’ a los 16′ hacía presagiar que el resultado final sería abultado, pero ni Lapadula, ni Quispe, ni el mismo Flores fueron capaces de vulnerar la valla de la endeble selección de El Salvador.
No se podría valorar el desempeño de la defensa, comandada por Zambrano, ni del arquero Gallese, ya que los centroamericanos nunca exigieron a nuestra selección. Lo que sí está claro es que Piero Quispe está muy lejos de ser el ‘cerebro’ que pueda hacer jugar al equipo. No se quiere que juegue como Cueva, pero no tiene nada para aportar en el ataque.
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Es más, el ingreso de Grimaldo le dio otro aire al once patrio. Su atrevimiento para encarar y ganar en el mano a mano, hizo que los ataque sean más constantes. Uno de ellos terminó con una falta dentro del área a Lapadula que el árbitro cobró, y que finalmente el ‘bambino de los andes’ no pudo cambiar por gol iniciado el segundo tiempo.
Por lo demás, no hay mucho por rescatar. Peña sigue en deuda. Sonne ingresó y no destacó. Cartagena, en lo suyo, quizá fue el mejor del equipo, por su firmeza en la marca y encarando para rematar al arco contrario. Paolo Guerrero ingresó y no gravitó. Flores hizo el gol, y nada más.
Así se encuentra el equipo de Jorge Fossati. Christian Cueva es irremplazable, pero no está para jugar. Por algo el DT uruguayo no lo puso ni unos minutos. A ellos se suma la absurda ausencia de Renato Tapia.
Los hinchas quieren creer pero conforme pasan los partidos las dudas crecen, y en una semana nos enfrentamos a Chile de Gareca. El ex DT de Perú nos conoce demasiado y vienen mejor. Solo queda rezar.
