Por Renato Medina
Jugar Copa Libertadores es jugar otro tipo de fútbol. Y no es que cada país juega a otro nivel con respecto a nuestro. Es cierto que en Perú se juega un fútbol muy precario, muy cortado, donde los árbitros cobran todo contacto, donde los jugadores reclaman todo y fingen faltas inexistentes obligando al error del juez del partido, pero llegar a la Copa Libertadores ya exige una concentración y velocidad distinta, incluso del que se juega en otros países.
En esta edición de Libertadores, tanto Universitario como Alianza Lima, han entendido que esta competencia exige dar más de los que se puede dar en el torneo local. Han pasado cuatro fechas de la fase de grupos y ambos tienen opción de pasar de etapa.
Eso no quiere decir que ambos están jugando bien. Pero la entrega y concentración están, No se negocia. Los siguientes partidos se vuelven a jugar de local. Alianza Lima recibe a un muy difícil Colo Colo, y Universitario se las ve ante Botafogo que ya agarró confianza, y ya sabemos qué pasa cuando los brasileños se echan a jugar con confianza.
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No podemos garantizar que alguno de ellos (Alianza Lima o Universitario) va a pasar de etapa, pero sí se puede alcanzar al menos una Copa Sudamericana, que es el torneo que va más acorde con nuestra realidad, con nuestro nivel.
Ningún torneo en el mundo se juega como la Copa Libertadores. Así como las clasificatorias sudamericanas son las más competitivas del mundo, el torneo de clubes de la Conmebol ofrece partidos con un vértigo descomunal que, repito, no se ve en ningún torneo local de cualquier país de Sudamérica. Después de tantos años espero que se haya entendido que competir en la Libertadores no tiene otra fórmula que jugar al 100% todo el encuentro.