Por Renato Medina
La muy esperada salida de Juan Reynoso como DT de la selección peruana de fútbol no es parte de un complot (palabra muy utilizada por los políticos de turno cuando se les descubre sus ‘cochinadas’), como asegura su entorno más cercano.
Nadie ordenó al ‘cabezón’ destruir todo lo que se construyó en la mente del futbolista peruano. Insisto cuando digo que el 50% del éxito, en el deporte en general y en el fútbol en particular, se encuentra en el convencimiento del deportista de que todo lo puede. Cuando el futbolista se la cree, es capaz de lograr cosas increíbles. Lo consiguió con Ricardo Gareca, también lo hicieron los ‘jotitas’ cuando clasificaron, por méritos propios, al mundial sub-17 en el 2007.
Decir que “el peor enemigo de un peruano es otro peruano” cuando se decide sacar de la dirección técnica a alguien que destrozó desde las entrañas las columnas que se edificaron para construir un sueño hecho realidad, como competir de igual a igual ante cualquier selección del mundo con jugadores sin mayor cartel que el de su autoestima a prueba de balas, es ser mezquino y no entender de qué se trata este juego.
Y si vamos a utilizar esta mentada frase, bien le caería al propio Reynoso, que se convirtió en el peruano más enemigo de todos por todo lo que hizo con el combinado nacional.
Ahora, si no hay sorpresas de último minuto, debe oficializarse, en cualquier momento, el nombramiento de Jorge Fossati como DT de la selección peruana. El ahora ex entrenador de Universitario ha demostrado que tiene muñeca para ‘levantar muertos’.
El veterano estratega lo hizo con la selección de Uruguay en las eliminatorias del 2006, cuando le dieron el timón charrúa en uno de los peores momentos de la clasificación al mundial de Alemania y lo llevó hasta el repechaje, que luego perdió ante Australia en tanda de penales; y ahora también con el conjunto crema, que sin mayores figuras, lo sacó campeón, cuando todos hablaban de tri de Alianza Lima o del siempre candidato Sporting Cristal.
La FPF agradeció a Juan Reynoso por su “trabajo” con la ‘bicolor’. Pero, qué le agradece, que haya aceptado irse, porque lo que logró con Perú solo han sido fracasos. Nadie puede asegurar que con el DT uruguayo la selección peruana clasifique al próximo mundial, pero lo que sí es seguro es que ya no se puede jugar peor. Eso lo firmo.