Por Renato Medina
El matrimonio Selección-hinchada ha entrado en una crisis insostenible en la que el divorcio parece ser la única salida. Si no queremos que haya falta de respeto entre los cónyuges, que no haya violencia, que este deterioro genere más daño y que este sea irreversible, la disolución del vínculo es urgente.
Juan Reynoso ha traicionado al fútbol peruano. Hasta un extranjero fue más leal al ADN del futbolista incaico. Del discurso de “creo en futbolista peruano” y “la liga peruana no tiene nada que envidiar a ninguna del mundo” que pregonaba Ricardo Gareca, hemos pasado a “Grimaldo y Quispe no están para más de 60 minutos”, y “esa es la deficiencia que tiene nuestra Liga 1”. Estas declaraciones echan por tierra 8 años de trabajo mental que el argentino había edificado.
Se entiende que el “Cabezón” quiera imponer su estilo, pero eso se hace partiendo desde lo construido, no se hace destruyendo lo bueno. Hemos retrocedido 20 años por lo menos.
Mañana, ante Venezuela, se debe confirmar esta terrible tendencia. Perú, en caída libre, Venezuela en imparable ascenso. Una casi segura victoria de la Vinotinto los coloca en inmejorable posición de cara a una clasificación hacia el próximo mundial.
TAMBIÉN LEE: ¿Y la mejor hinchada del mundo?
Y aunque el DT de la selección no se cansa de decir que no va a renunciar, una nueva derrota haría prácticamente insostenible su continuidad. ¿Será acaso su último partido con el buzo blanquirrojo? Ojalá…
Pero quienes defienden eso de que “en el fútbol todo es posible”, o “solo estamos a 4 puntos de la zona de repechaje”, olvidan que no hay argumento, sobre todo desde la cabeza, para tentar una remontada.
Y es que desde la cabeza de Juan Reynoso salen los peores mensajes para sus jugadores. El mismo discurso de Paolo Guerrero cuando dijo que él jugaba en una liga top (la argentina), mientras que otros lo hacían en la Liga 1, en un claro mensaje de desprecio hacia el futbolista local.
Lo peor de todo es que quienes tienen la responsabilidad demostrar jerarquía, experiencia y encaminar a los más jóvenes (entrenador y capitán de la selección), son los que se despachan con estas barrabasadas. Lo más probable es que ante Venezuela se juegue ante un récord de tribunas vacías. Increíble a lo que nos está arrastrando Lozano y Reynoso… ¡Fuera ambos!