Si 2023 parecía ser un año difícil para el mundo, con El Niño Global, inflación alta, olas de calor y sequías, un futuro anuncio sobre el espacio podría estremecer aún más.
El miércoles 26 de julio, tres oficiales en retiro se presentaron en la subcomisión de investigación de la Cámara de Representantes de Estados Unidos y acusaron que el gobierno estadounidense encubre información relacionada con objetos voladores no identificados (ovnis). “Bienvenidos al subcomité más emocionante del Congreso esta semana”, bromeó el congresista Glenn Grothman, presidente del panel que interrogó a los exmilitares.
Los militares aseguraron que los ovnis existen y que su Gobierno esconde naves y restos biológicos alienígenas, ha supuesto la enésima vuelta de tuerca de una cuestión que regresa de manera periódica a la actualidad del país norteamericano, pero que choca siempre con el mismo muro: la ausencia total de pruebas.
Sin embargo, esta ha sido la primera vez que antiguos oficiales de inteligencia de Estados Unidos realizan una afirmación semejante en la sede del poder legislativo, por lo que un subcomité del propio Congreso ha querido profundizar en el asunto y ha pedido a la Casa Blanca que informe de los datos que tiene sobre objetos voladores no identificados. La noticia, sin embargo, ha sido recibida con escepticismo por la comunidad científica, ya que la principal fuente, David Grusch, tiene antecedentes de declaraciones similares que nunca han sido probadas.
«Las afirmaciones extraordinarias requieren evidencia extraordinaria», aseguraba el astrónomo Carl Sagan, uno de los divulgadores científicos más importantes de la historia, quien también dedicó una parte importante de su trabajo a la búsqueda de vida extraterrestre. Y en esta ocasión, tampoco ha habido ningún tipo de evidencia. «Algo tan extraordinario como esto, que supondría no solo haber encontrado vida fuera de la Tierra, sino que sea inteligente, que haya llegado a nuestro planeta, y que además tengamos naves y material biológico suyos, sería el mayor descubrimiento de la historia de la humanidad. Pero no hay absolutamente ninguna prueba, por lo que a nivel científico no tiene validez alguna», considera para RTVE.es Carlos Briones, investigador científico del CSIC en el Centro de Astrobiologia (CSIC-INTA).
«No sé los intereses que puede haber detrás de estas afirmaciones, pero van en contra de todos los principios de cómo funciona la ciencia y el pensamiento racional en general. Son quienes hacen estas manifestaciones los que deberían aportar alguna prueba, pero ellos declaran algo que ni siquiera han visto», prosigue este bioquímico y astrobiólogo, autor del libro ¿Estamos solos? En busca de otras vidas en el Cosmos. «Ojalá existieran extraterrestres, es algo que estamos buscando en Astrobiología. Lo que más nos gustaría es encontrar otro ejemplo de vida fuera de la Tierra, pero eso requiere de un trabajo serio y minucioso, aportando pruebas, y desde luego no haciendo declaraciones infundadas», expresa con rotundidad.
‘Fenómenos Aéreos No Identificados’
El polémico exmilitar David Grusch sirvió en las Fuerzas Aéreas estadounidenses, y fue destinado precisamente a la investigación de los ‘Fenómenos Aéreos No Identificados’ (FANI, en español, o UAP por sus siglas en inglés), la terminología oficial que se emplea actualmente para referirse a los ovnis. A partir de 2021, el Pentágono comenzó a desclasificar la información que posee sobre estos fenómenos, en lo que intentó ser un ejercicio de transparencia, evitando el término «objeto volador no identificado» (ovni, en español; UFO, en inglés), debido a las connotaciones que tiene esta palabra, asociada habitualmente a «platillo volante» de naturaleza alienígena. Sin embargo, ovni se utiliza para referirse a cualquier objeto volador de origen desconocido, que además no tiene necesariamente por qué ser tecnológico o tripulado.
Grusch ha afirmado que las autoridades estadounidenses están en posesión tanto de naves de origen extraterrestre como de los restos de sus ocupantes. También ha señalado que Washington ha desarrollado un programa para estudiar la supuesta tecnología alienígena e intentar reproducirla a través de la llamada «ingeniería inversa». Sin embargo, reconoció que personalmente nunca había visto las naves espaciales de las que habla, ni los presuntos cadáveres extraterrestres, ya que «se le denegó el acceso» al programa secreto, y que lo que sabe se lo habían revelado antiguos funcionarios y militares que habían trabajado en esos proyectos.
Además, ante las preguntas de los congresistas, se negó a ofrecer detalles concretos, por tratarse según él de información reservada, lo que se contradice con sus numerosas intervenciones previas en diferentes medios de comunicación, donde no ha escatimado en pormenores, llegando incluso a abrazar conceptos cercanos a la ufología y al esoterismo.
Avistamientos sin explicación
En realidad, el Gobierno de Estados Unidos no niega que todos los años tiene constancia de un importante número de avistamientos para los que no encuentra explicación, aunque en ningún momento ha admitido que sean alienígenas. Preguntado sobre la posibilidad de la existencia de vida extraterrestre, el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, John Kirby, ha rehusado posicionarse al respecto. «Creemos que hay fenómenos anómalos no identificados que han sido mencionados e informados por pilotos de la Armada y de las Fuerzas Aéreas», se ha limitado a comentar.
Más preciso fue hace unos meses el jefe del servicio del Pentágono encargado de investigar estos fenómenos y los riesgos que suponen para la seguridad nacional, Sean Kirkpatrick, quien en abril aseguró que hasta ahora no se habían identificado señales de actividad alienígena. «No hemos detectado evidencia creíble de actividad extraterrestre, tecnología no terrestre o de objetos que desafiaran las leyes de la física», declaró. Lo que Washington tampoco oculta es su preocupación por que estos avistamientos estén relacionados con posibles actividades de espionaje internacional, especialmente procedentes de China.