CUANDO LAS VICISITUDES SON UN ALICIENTE DE SUPERACIÓN

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“No teníamos para vestirnos y ahora vestimos a muchas personas”

El taller textil familiar de Wilfredo sigue remando tras la pandemia y la hace linda en Gamarra

Por: Adrian Ayala

Wilfredo, Celmira y Ruby manejan un floreciente taller textil en Carabayllo, donde predican con orgullo el lema: “No teníamos ni para vestirnos y ahora vestimos a muchas personas”.

Wilfredo perdió la mano derecha en un accidente con dinamita en su pueblo huaralino. Con 23 años, llegó a Lima y mientras cobraba en una cúster en los 80, conoció a Celmira, su compañera, quien le enseñó todo lo que sabía sobre confección. Fue entonces que emprendieron el taller propio juntos.

Cuando empezaron la aventura, hace 38 años, tenían una máquina a pedal que alquilaban a diez soles semanales, pero en los 90 la cosa cambió, la producción se detuvo y que Dios nos ayude porque hubo que dejar todo y vender abarrotes en la calle.

TODO QUEDA EN FAMILIA. Años después, Don Julio, un amigo de la familia, les dio una máquina para que confeccionaran de nuevo. Desde entonces todo fue historia. Pudieron entrar a Gamarra, donde realizan servicios hace ya más de 25 años.

Ruby, la hija de la ambos, colocaba los botones de las prendas a máquina, de pequeña. Entre los tres salieron a flote, trabajando doce horas diarias. Más adelante, Ruby estudió la especialidad de técnico en confección de prendas de vestir, y ahora los tres manejan los envíos a provincia y los servicios de varias tiendas en Gamarra.

A Wilfredo le duele la dicha. Dice que reza a diario y agradece a Dios lo que han construido, agradece también por la creatividad de Ruby, quien tuvo la idea de iniciar la confección de mascarillas con telas que consiguieron antes del inicio de la cuarentena.

ÚLTIMO DATO

El éxito les sonríe y ahora tienen clientes en el emporio comercial Gamarra y también pedidos desde provincias, dada la calidad de su trabajo.

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