¿Nueva repartija en elección de magistrados al TC?

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Debería investigarse probables irregularidades y distribución de candidatos al TC en proceso de selección congresal de nuevos integrantes del Tribunal Constitucional

El constitucionalista, Francisco Eguiguren Praeli, advirtió que debería investigarse si se comprueba la existencia de una presunta “repartija” de candidatos al Tribunal Constitucional, que pudiera ser afín a los grupos parlamentarios a cargo de este proceso, principalmente si dichos aspirantes carecen de los méritos suficientes para integrar dicho colegiado. 

El exministro de Justicia dijo igualmente que podría considerarse la posibilidad de modificar el sistema constitucional de elección de magistrados del TC actualmente a cargo del Parlamento por otro no politizado, como podría ser la Junta Nacional de Justicia. Considero factible también encargar la elección de miembros del TC a la Junta Nacional de Justicia

El constitucionalista, Francisco Eguiguren Praeli, advirtió que debería investigarse si se comprueba la existencia de una presunta “repartija” de candidatos al Tribunal Constitucional, que pudiesen ser afines a los grupos parlamentarios a cargo de este proceso, principalmente si dichos aspirantes carecen de los méritos suficientes para integrar dicho colegiado 

Además, advirtió igualmente que podría considerarse la posibilidad de modificar el sistema constitucional de elección de magistrados del TC actualmente a cargo del Parlamento, por otro no politizado, como podría ser la Junta Nacional de Justicia. 

–¿Como evalúa la selección de los seis candidatos finalistas a integrar el nuevo Tribunal Constitucional, hecha por la Comisión Especial del Parlamento?

Ya en algunos mementos, empezaron a haber cuestionamientos a algunos de los postulantes, sobre la forma en que se estaba haciendo la evaluación y puntuación de los currículos, por ejemplo.

Tuve ocasión de leer, en más de un medio de comunicación que había existido un criterio muy formalista para considerar y dar puntaje a determinadas ubicaciones que estaban claramente fijadas, pero que le aplicaban reglas sobre si estaban inscritas o no en un determinado registro. En fin. Ha habido algún tipo de cuestionamiento sobre el exceso de formalismo o interpretación no adecuada, en perjuicio de algunos candidatos. A raíz de ello, es difícil contentar a todo el mundo.          

–Pero el presente proceso de selección congresal ha estado plagado de mucha controversia, por parte de los entendidos, la prensa y la propia opinión pública…

El gran problema que hay, en el fondo, es que el Congreso es un órgano político. Y como es un órgano político, integrados por políticos, valga la redundancia, por más que busquen tener la intervención de asesores, no es un órgano técnico, no es un órgano académico especializado en evaluar y, sobre todo, en calificar. Porque puede haber publicaciones de alto nivel académico y que han sido descalificadas por no estar colocadas en un registro.

–Precisamente, muchos postulantes con probadas credenciales para integrar el TC, inexplicablemente no calificaron o no se presentaron al proceso.

¿Es un proceso que tiene bastante controversia, no? Hay personas que se han quejado. Al final, todo va a depender de este proceso de selección y de la nómina que ellos han hecho, si van a obtener los votos o no. Creo que hubiera sido mejor, si ellos querían respetar su puntuación -que puede ser discutible-, haber ofrecido una lista más amplia y pasar a la votación uno por uno. Pero al ponerle justo los seis al pleno del Congreso, es casi como decirle: ‘estos son los seis que hemos evaluado y calificado, y ya voten por ellos’. Y puede ocurrir que el Congreso pueda tener una interpretación distinta a estas calificaciones. Así que no sé cómo termine esta historia.

–Justamente, se ha cuestionado mucho, además, el procedimiento y los pasos aprobados por la Comisión Evaluadora congresal, en el que incluso hay denuncias de la existencia de supuestos direccionamiento y manipulación, por parte de algunos congresistas de la Comisión Evaluadora.

Ese riesgo siempre es posible. Yo no tengo elementos para hacer una afirmación clara, pero este tipo de cuestionamientos va a haber siempre. Pero el problema está en que cuando un órgano que no es especialista en hacer este tipo de calificaciones se mete a calificar, por ejemplo, trayectoria académica o publicaciones, que no es lo suyo, pues puede cometer errores. Y en algunos casos, no sólo errores sino, efectivamente, puede estar destinado a favorecer o a privilegiar. Ése es el problema que tiene una designación de tipo político como ésta, que, aunque se haga procedimiento de selección, de calificación, de evaluación de méritos, supuestamente, nunca va a estar exento de manejos o consideraciones políticas. Y es un tema insalvable, diría yo.

–En ese sentido, ¿considera que se haya producido una posible repartija con la selección final de estos seis candidatos a integrar el TC, tal y como lo señalan algunos sectores?

Es difícil saber, porque hay tal descomposición política, en nuestro país, ya que para que haya repartija tendría que haber personas vinculadas a los distintos grupos (parlamentarios). Y la prensa tendría que investigar e indagar si alguna de las candidaturas estan ligadas o auspiciadas por una determinada agrupación política. Cosa que puede ocurrir, en algunos casos.  Pero lo que pasa es que en nuestro sistema (político), para ser elegido se necesitan dos tercios de los votos, con lo cual, obviamente, eso obliga a hacer acuerdos políticos.

–Pero, en casi todos los anteriores procesos de selección congresal de candidatos al TC, sí han ocurrido estos malos acuerdos políticos, denominados “repartijas” …    

La palabra repartija fue metida hace algunos años. Suena mal, pero en todos los lugares donde los congresos elijen, por ejemplo, magistrados del Tribunal Constitucional, acuerdan, negocian y reparten votos y cargos. En todas partes es así. Lo que pasa es cuando se hace de una manera en que no están tomando en cuenta calificaciones de los postulantes, sus méritos, etc., sino simplemente por favor político, mi ventaja política, mi influencia política. Allí puede hablarse de una repartija.  Pero tienen que ponerse de acuerdo y repartir votos, sino no queda elegido ninguno. Porque ninguna fuerza política tiene dos tercios de los votos (en el Legislativo), y están lejísimos de ello. Entonces, que van a tener que ponerse de acuerdo, entre las demás fuerzas políticas para votar, no cabe la menor duda. Yo creo que, en rigor, ésa no es una repartija. Ése es un apoyo indispensable, sino no van a elegir a ningún miembro. Pero, claro, el problema es que se puede hablar de repartija cuando se trata de candidatos sin demasiados méritos, y donde los grupos se ponen de acuerdo para apoyarse recíprocamente a candidatos, directamente de los partidos. Si ése es el caso, ahora, es algo que se tendría que investigar.

–En todo caso, ¿cuál debería ser el mejor sistema o modelo de selección de miembros para integrar este importante órgano de control de la constitucionalidad?

Hay parlamentos europeos, sobre todo, en donde están previstas la figura del Tribunal Constitucional, y que sus miembros sean elegidos por el Congreso, y donde es claramente percibible que determinadas candidaturas, cuentan con el respaldo de algunos grupos políticos. Y que el grupo político los propone. Pero, claro, se busca unas candidaturas de cierto nivel, de cierto prestigio. En tanto sea una elección por un órgano político, ésta va a ser un problema consubstancial. Por más que aparezca como un concurso de méritos, mire, hay algo de concurso, pero hay mucho de manejo político, y esa es la verdad. Porque, por eso mismo, muchas personas que pueden tener calificaciones y méritos para ello, ni siquiera se presentan, porque al final va a depender de la decisión del voto político en el Congreso, y quienes   evalúan, no son neutrales.

En todo caso, ¿no descarta un cambio en sistema institucional de elección de magistrados del TC, entonces?

Habría que repensar si este es el mejor sistema para elegir al Tribunal Constitucional, o si pudiera pensarse en sistemas como la Junta Nacional de Justicia, para la elección de los magistrados del Poder Judicial y del Ministerio Público, y que, en todo caso, no está integrado por políticos.   Porque, fíjese, hay un elemento adicional: la tarea más relevante que tiene el Tribunal Constitucional es controlar la constitucionalidad de las leyes. ¿Quién hace las leyes? El Congreso. Y el Congreso designa a las personas que los van a controlar. Hay allí ya un problema consubstancial. El controlado elige a quienes los van a controlar.

–¿Acaso el Congreso debería declinar de esa responsabilidad constitucional?

Mientras este previsto en la Constitución, tiene que hacerlo y debe hacerlo mejor posible. Por otro lado, dentro del Tribunal hay una división interna muy seria, y eso está dificultando adoptar decisiones, donde muchas estas se ejecutado simplemente con votos dirimentes de un presidente o presidenta. Y, ahora, encima que falta un miembro por el fallecimiento del magistrado, Carlos Ramos, la cosa es complicada. Es mejor que se saque adelante lo mejor que se pueda de este concurso, y habrá que evaluar. Creo que es importante, porque ya hay candidatos postulados escogidos, como seis posibles. Y se hará, desde la prensa, un análisis minucioso de la trayectoria o experiencia de estas personas, para ver si se consigue la calificación de esta selección que ha hecho el Congreso. Y habrá que evaluar lo más objetivamente posible

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