Historias femeninas IV: consejería sexual (FOTO-VÍDEO)

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Soy gordita pero cumplidora

CECILIA. – Doctora, en lo que le voy a contar hay un poquito de vergüenza, de culpa, pero también de valoración. Sucede que soy una gordita que muchos ven por la calle y seguramente no dan nada.

Soy consciente de mi realidad y no tengo problemas para complacer a mi amado, durante nuestras divinas encerronas porque, cuando se apagan las luces, ¡yo misma soy!

Y apelo a usted para dejar establecido, de manera contundente, que muchas gorditas como yo, son esas ‘caletitas’ que igual la hacemos linda para dejarlos a ellos con los ojos de Condorito cuando está loquito. Eso me lo dice mi propio galán, Luis, “me tienes loco, nunca nadie me hizo lo que tú”. En este mi caso, lo único malo quizás es que soy casada con otro.

Lucho es un fanático de Iván Cruz, él aparte de las canciones de Los Shapis y Chacalón, se sabe todas las canciones del bolerista cantinero. Un día, por mis celos excesivos, lo perseguí a la distancia y luego de un par de horas en el centro de Lima pasé por ese local frente al antiguo Teatro Municipal y lo que vi al interior me dejó apenada pero feliz a la vez. ¡Cómo? dirá usted.

Me explico, apenada porque comprobé que me ama: estaba borrachito golpeando la mesa rodeada de sus amigos, y bajo el compás del bolero cantaba “¡ajena! ¡ajena! ¡ajena!” seguramente pensando en mí.

EL CONSEJO

Cecilia linda. Lo has dicho perfectamente, en el sexo no hay dimensiones ni estrecheces ajenas. Y las gorditas tienen su menjunje muy apreciado por ellos. Y vaya que lo gozamos juntos, pues yo también soy chanchíviris. Prosiga usted gran Cecilia.

LPA/

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