Por Renato Medina
La importancia del público en los estadios es indudable. Ahora, si estamos en pandemia o no, ese es otro tema. Desde el punto de vista sanitario, quizá no es lo más recomendable, porque es obvio que ante la aglomeración de gente los contagios se podrían despuntar. Y nadie quiere eso. Pero tomando las previsiones del caso los riesgos deberían disminuir al máximo.
Han salido especialistas a criticar la decisión del Minsa. Que primero deberían abrir las escuelas, que primero está la salud, que primero deberían vacunar a los maestros y no estar pensando en abrir los estadios. Todas las posiciones son respetables, pero siguiendo la lógica de aquellos críticos, también se deberían cerrar, por ejemplo, el Parque de las Aguas, o los Centros Comerciales, o por lo menos, limitar al aforo de los mismos. ¿No han notado que siempre están llenos?
Ahora, yendo estrictamente al plano deportivo, la asistencia de público al Estadio Nacional para el partido que nuestra selección deberá afrontar ante Uruguay es una buena noticia. Siempre es estimulante contar con el apoyo del hincha. La selección peruana no juega con hinchas en las tribunas desde el 2017, cuando se le ganó a Nueva Zelanda y sacamos el pasaje a Rusia 2018.
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A estadio vacío las cosas no han podido ir peor para la blanquirroja: tres partidos jugados, tres perdidos, ante Brasil (2-4), ante Argentina (0-2), y ante Colombia (0-3). A pesar que el juego patrio ha mejorado en los últimos años, no somos potencia, necesitamos de la número 12 que nos ayude a tener confianza y volver al triunfo en suelo peruano.
Serán aproximadamente 10 mil asistentes al Estadio Nacional que deberán alentar como si fueran 50 mil fanáticos. La fe está intacta, el talento dentro de la cancha también. Solo esperamos que al final de los 90’ salgamos con sonrisas del estadio y mirar a Qatar como un sueño posible…