Por César Ortiz Anderson (*)
Al comenzar este artículo primero debemos hacer una mención a la importancia del valor de la palabra. ¡Qué importante es para una sociedad que sus individuos se respeten y respeten su palabra como un máximo valor! En el caso del presidente Castillo, este afirmó en todo momento, durante la campaña de la segunda vuelta, que quien gobernaría y tomaría las decisiones sería él y no el líder de Perú Libre, Vladimir Cerrón. Para reforzar su afirmación declaró: “Palabra de maestro”, manipulando a la vez con estas declaraciones al Magisterio. No olvidemos lo que es una constante, “lo que mal empieza mal acaba”.
Sin embargo, como todo el Perú y la comunidad internacional han podido apreciar en estos primeros días de gobierno, al nombrar al Premier Bellido y su gabinete pro Vladimir Cerrón, con un perfil político de izquierda radical, abiertamente comunista, gabinete con el que ni siquiera está de acuerdo un sector de la izquierda, y mucho menos el amplio sector del electorado peruano que le dio su voto en la segunda vuelta por evitar al fujimorismo pero no por estar de acuerdo con políticas comunistas.
Es por eso que el acuerdo de gobernabilidad con la ciudadanía peruana consistía en nombrar un gabinete de ancha base con presencia de varios partidos políticos de todo el espectro democrático, por el entendimiento en tiempos de pandemia, por el Bicentenario, por la gobernabilidad, la estabilidad y la predictibilidad de la economía del país. Pero Pedro Castillo nombró al gabinete que le convenía a Vladimir Cerrón y no lo que prometió de palabra.
No sería la primera vez que un presidente miente al pueblo peruano. Lo hizo Toledo, Alan García y más aún Ollanta Humala cuando dejó de lado la Gran Transformación. Pero esta vez, en el Bicentenario, después de Lava Jato, en medio de la pandemia, el pueblo peruano le dio la Presidencia de la República a Pedro Castillo porque “él es diferente”. Recordemos que los funcionarios públicos son servidores públicos, e incumplir promesas desde esa posición es una falta doble: Una mentira y una burla a los ciudadanos. Castillo apenas pasó el 12% en la primera vuelta, ganó pues por los votos anti fujimorista, y no por el liderazgo de Vladimir Cerrón ni por los principios partidarios de Perú Libre.
La actitud de Pedro Castillo se puede tomar como una provocación para forzar al Congreso a la censura de dos gabinetes consecutivos, pero también es una burla y un menosprecio por la falta de calidad del gabinete nombrado, en el caso específico de algunas carteras en las que el ministro que asume el cargo carece notoriamente de las cualidades que el titular de una cartera ministerial amerita: Defensa, Transportes y la misma PCM.
Reflexionando un poco más de lo que el común del pueblo peruano puede hacer, ¿Qué demuestra Castillo con este desprecio? ¿Qué hay detrás de esto? Es evidente que Castillo no es el líder que afirma ser, y es probable que esté siendo coaccionado. Esperemos a que esto se estabilice, por el bien del Perú.
Finalmente, en mi opinión, si el presidente Castillo no honró su palabra, los ciudadanos no deberíamos avalar su gobierno y pedir la inmediata intervención de las Fuerzas Armadas. Palabra de ciudadano.