Gallina que come huevos… (Opinión)

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Por Renato Medina

¡Qué!, ¿Jean Deza está envuelto en otro escándalo? ¿es broma? Lamentablemente no. Cuando me enteré que el pelotero (porque eso es, no futbolista), estaba inmerso en la firma de doble contrato, pasaron por mi mente las veces en que el ex Alianza Lima fue portada, claro, no de las páginas deportivas. En ese momento me di cuenta que no vale la pena preguntarme el por qué sigue en las andanzas.

Él es así, fue así, y seguirá en ese camino hasta que algún día se dé cuenta (porque eso pasará), que debió aprovechar su momento. No me preocupa cómo acabe. El tiempo hará su trabajo, como siempre. Sin embargo, su última perlita me hizo recordar que lo de Deza no es una isla en medio del océano.

En nuestro medio parece ser una constante ver más a peloteros que a futbolistas. Alguna vez, cuando conducía un espacio radial, un oyente me cuestionó que entrevistara a un exfutbolista en un espacio que era dedicado a conocer personas que habían hecho algo en su vida. Entendí la molestia del radioyente, porque en su cabeza está el prototipo del futbolista peruano que gana mucho dinero pateando una pelota, pero que es ‘juerguero’. “No se lo merece”, estoy seguro que piensa.

Y repito, lo entiendo. Estoy seguro que muchos de los que están leyendo esto, piensan igual. Sin embargo, no estoy de acuerdo con esa etiqueta que se les ha puesto a los futbolistas. Ser futbolista, o dedicarse al fútbol, es una profesión, como el del abogado, el contador, el ingeniero, etc. solo que no se entiende.

El futbolista, el verdadero futbolista, requiere de una buena formación moral, preparación mental y física para realizar su profesión de la mejor manera. Requiere de sacrificios, como cualquier otro profesional, como dejar a su familia cuando tiene que viajar, concentrarse, comer sano (no siempre rico), postergar las diversiones ligeras, etc., además de sentir mucha presión en el momento mismo de realizar su trabajo, ganar. Es decir, es un profesional.

Decía que en nuestro medio han existido, existen, y de seguro seguirán existiendo aquellos que creen que, como han nacido por la gracia de Dios de patear bien un balón, pueden emular a ‘Pancho López’ y vivir la vida con tanta rapidez como si el mundo se acabara pronto.

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La visa del futbolista es corta, muy corta. A partir de los 30 años ya se le considera ‘veterano’, y su vida ‘útil’ está llegando al ocaso. La contraparte de esta aparente injusticia es que te queda mucho por vivir, y si se ha sido un buen profesional, esta nueva etapa se disfrutará mucho.

Podría mencionar a muchos futbolistas, perdón, peloteros que en nuestro medio no van a vivir, o no están viviendo, la etapa post fútbol con esa tranquilidad o disfrute que mencioné. Está, por ejemplo, Carlos ‘kukín’ Flores, Waldir Sáenz, Juan ‘chiquito’ Flores, Alexi Gómez, Jean Deza, Reimond Manco, etc. ¿El común denominador de todos ellos? La habilidad. Todos tenían, o tienen, mucho potencial, suficiente como para destacar en cualquier club del mundo.

A todos ellos se les dio infinitas oportunidades, pero siempre caían. Todos ellos ganaron grandes salarios, pero lo derrocharon por su mala cabeza. Pues como dice el dicho, “gallina que come huevos… aunque le quemen el pico”.

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