Por César Ortiz Anderson (*)
Sin duda alguna, todo el 2021 el partido Aprista está muerto, políticamente hablando. Tendrán que recolectar sus firmas y volverse a inscribir. En el año 2003 fui utilizado como el chivo espiratorio perfecto por algunos de sus dirigentes de ese entonces para tramar su venganza contra Fernando Olivera Vega.
En el año 2002, fui asesor del ministro de Justicia y seguí como asesor de quién lo sucedió, Fausto Alvarado Dodero, un señor y maestro. Se me realizó un juicio infame basado en difamaciones y calumnias de los propios internos del penal Castro Castro. Mi principal acusador, un narcotraficante que ya en el juicio oral, pidiéndome disculpas públicas, reconoció que había mentido. Ya como él ha muerto, puedo decir que era uno de mis informantes de los diversos penales del país.
Acudí citado 3 veces a la comisión de fiscalización que la presidia un aprista, y una vez más a mi solicitud. Recuerdo el dicho de mi padre: ‘los que quieren joder por gusto, al final resultan jodidos’, y era cuestión de tiempo, todos los apristas a excepción de Mauricio Mulder tuvieron problemas con la justicia. Hay un dicho árabe que dice: ‘siéntate en la puerta de tu casa y espera ver pasar el cadáver de tu enemigo’.
TAMBIÉN LEE: Solo queda la mano firme y severa del gobierno para enfrentar esta pandemia (Opinión)
En mi opinión, el partido aprista, luego de la culminación del segundo gobierno de Alan García Pérez, empezó el principio del fin. Cuando muere García Pérez, sabía que dejaba herido de muerte al partido, pero era su venganza para la deslealtad de algunos. Sin partido no hay poder, y sin poder estás a merced de tus enemigos.
Hoy, el partido más antiguo del país, no tiene representación parlamentaria, ni la tendrán en las elecciones que se avecinan, entonces en todo este 2021 no es tan cierta la frase «El Apra nunca Muere».