Por: Jaime Asián Domínguez (*)
¡Qué tal!
Mucho Ohio con lo que está pasando en Estados Unidos. No sabemos qué Michigan le pasa a Donald Trump, pero se le ha venido la Nevada encima con el eventual triunfo de Biden.
El republicano está más Colorado que nunca. Y hasta acusa fraude sin mayor indicio en la Corte Suprema, con sede en Washington. Si la tendencia continúa, no tendrá un verano en Nueva York. Y podría terminar, más bien, llorando en el frío antártico de Alaska. Entonces, será necesario que le hagan una limpieza energética con agua de Florida.
En cambio, Biden, el demócrata, ahorita está cantando: Caro, Caro, Carolina (del Norte y del Sur), pero cuidado que falta el conteo oficial y el actual presidente es más pesado que un pollo de Kentucky. Un cebichito, de esos que preparan los peruanos en Patterson, Nueva Jersey, le caería a pelo para levantar los ánimos.
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Estamos viendo, pues, una especie de película del Viejo Oeste, esas que se filmaban en Nuevo México, entre otros estados. Aunque más parece el Indiana (Jones) de Trump. Y algunos aseguran haberlo visto a lamentándose en hotel California, el ‘telo’ de la canción.
Conforme pasan las horas, todo indica que ni la divina Providence, la capital de Rhode Island, lo salva. De ser así, tendrá que dedicarse a jugar Texas, con su calzoncillo Boston, la capital de Massachusetts, bien puesto para los escalofríos.
Lo Houston es que acepte la decisión del pueblo norteamericano. Y que pase a sus cuarteles de invierno cantando “Puerto Rico, yo nunca dejaré de amarte”. Montana que sí.
Esto fue todo por hoy, cierro el ojo crítico, saludos a mi amiga Virginia, hasta el lunes. (Artículo tomado de diario Ojo)