Adiós a la Constitución de Pinochet (Opinión)

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Por Efraín Rúa (*)

El pueblo chileno decidió sepultar a la Constitución dictatorial de Pinochet, una decisión que es ejemplo para los peruanos que todavía tenemos sobre nuestros hombros la carta elaborada por la dictadura de Fujimori y su socio Montesinos.

El plebiscito del domingo 25 de octubre ordenó que sea una Asamblea Constituyente formada por 155 miembros, elegidos por voto popular, con paridad de género y con representación de los pueblos originarios, el que redacte una nueva Carta Magna a partir de mayo del próximo año.

El veredicto del pueblo fue contundente: un 77,26% se mostró a favor del cambio contra 22,74% del rechazo. El acuerdo establece que no sean los actuales parlamentarios los que se encarguen de la reforma. Tras la decisión, al presidente Piñera no le quedó otra cosa que declarar que «… ha triunfado la ciudadanía y la democracia, y la paz sobre la violencia». Y el senador Juan Antonio Coloma (UDI), miembro del comando del Rechazo, tuvo que reconocer el triunfo de sus adversarios. «Son resultados bien contundentes, todavía estamos en porcentajes bajos, pero la tendencia está clarísima. La democracia es así y creo que lo que cabe es seguir el proceso», dijo.

En 2022, cuando la asamblea culmine la redacción de la nueva Constitución, un nuevo plebiscito confirmará la entrada en vigencia del texto. De este modo, por primera vez en la historia de Chile, un órgano con miembros elegidos en las urnas se encargará de confeccionar el principal texto legal de la República.

La lucha por una nueva Constitución se comenzó a gestar el pasado 12 de noviembre, días después del estallido social en las calles de Chile, cuando el presidente Sebastián Piñera se vio obligado a convocar a las fuerzas políticas para llegar a un acuerdo que pusiera fin a la violencia, el cual se alcanzó tres días después tras arduas negociaciones. Fueron los grupos de derecha como Chile Vamos y la UDI, los más renuentes a firmar el acuerdo, pero finalmente se sumaron.

Las regiones donde la aprobación se imponía con mayor margen eran Coquimbo con 85,99%; Atacama, 85,71%, Antofagasta, 83,64%; O’Higgins, 82,66% y Magallanes, 81,28%. ¿Qué viene ahora? Tras la elección de los constituyentes, el 11 de abril, en mayo éstos deberán comenzar la labor. Antes de comenzar la redacción de la Carta Magna, Piñera deberá determinar dónde se dedicarán a su labor. Las alternativas que barajan son la sede del Congreso Nacional en Santiago o el Palacio Pereira, también en la capital.

Una vez resuelto eso, sus miembros deberán elaborar un reglamento. En él se deberán estipular su modo de trabajo, por ejemplo, las jornadas que destinarán para las sesiones de Sala y las comisiones. Pasando nueve meses de la instalación, es decir en febrero de 2022, se cumplirá el período para que elaboren la Carta Fundamental. Sin embargo, si los asambleístas así lo estiman, podrán prorrogar su trabajo por tres meses más. Finalmente, cuando se termine de elaborar el proyecto de nueva Constitución, se realizará un nuevo plebiscito, en el que nuevamente los chilenos tendrán que acercarse a las urnas -esta vez con voto obligatorio- y decidir si aprueban o rechazan el texto constitucional.

(*) Efraín Rúa, columnista de la revista virtual «Terca Opinión»

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