Por: Luis A. Pardo Altamirano
“Todo lo que tengo es una fotografía y me doy cuenta de que tú nunca volverás” Ringo Starr
Debo reparar que tengo por segunda especialidad la Educación. Parto de allí para recordar que, en dicho ámbito profesional, es inconcebible irse sin compartir. Un ingeniero, un arquitecto o un médico no te comparten sus secretos profesionales, porque eso cuesta. Sin embargo, un educador no, pues, para los profesores y grandes maestros prima una sentencia: el compartir. No tiene sentido saber, sin dejar, en tierra, esas semillitas, tus conocimientos y experiencias.
Así entonces, queda establecido que en la pedagogía el compartir es ley. Sobre esta base, en gran parte gira la historia de nuestro personaje de turno, quien tiene por siglas –LAS– las mismas de un excelso político aprista de antaño, don Luis Alberto Sánchez, en este caso se agrega el apellido de su mamita: Valdivia.
Es pues una historia de paisaje educativo, de etapa escolar, donde nuestras vidas se cruzan. Llegando yo, tras repetir el tercer año de secundaria -tuve una adolescencia muy convulsionada- y me integré al salón del ‘chino’ y su mancha. Lo digo así, porque desde allí él ya era líder. Cómo lo seguían -hasta hoy- Bocanegra, Escalante, los Cornejo, Vargas Choti, Revilla, etc.
El suscrito provenía de un aula de chicos mayores, casi jóvenes, maduros; maleados también, muy osados, desde Pamplona Alta, Villa María, zonas jodidas y con exponentes de fuerza. Hasta que, al repetir, caigo -como dice mi compadre Enrique Fernandini- en la Promoción 74 del 5to ‘A’ de la Gran Unidad Escolar Ricardo Palma … la de los más «chancones» (antes las primeras letras determinaban el nivel de los chicos).
Y esa manchita del chino y cía, no solo destacaba por el vacilón de sonrisa amplia, el estudio o la ‘patota’ como presentación, sino también porque eran muy deportistas, futbolísticamente hablando. No era para menos, teníamos de referentes a toda esa legión de mundialistas de México 70. De tal manera que Luis Alberto Sánchez Valdivia, integró el seleccionado ricardopalmino fácil, siendo hincha fanático de la U (Se iba al Estadio Nacional los domingos y para el lunes nos mostraba las camisetas y firmas con dedicatorias de los jugadores).
Terminamos el colegio, y cada uno por su camino y opción. Supe de él que le agarró feeling a la cámara que por ese entonces eran films a revelar, en un proceso hoy obsoleto. Tanta fue su reconocida pasión que incluso tranzamos para que hiciera las imágenes de mi boda.
De allí, ya lo vi más en el reporterismo gráfico futbolístico nacional, trabajando para diversos medios escritos. Poco a poco se hizo de un nombre y prestigio ¡re co no ci do! por derecho propio.
Entonces, aquí retomo el tema educativo que con él se define en doble caso en cuanto a mi humilde apreciación. La educación en nuestras vidas iniciales, en la Richi, luego el fútbol como deporte y característica educativa, a donde él llega con su ‘camarita’ y para sorpresa de muchos -entre ellos yo- que la hizo con creces. Pues quién no quisiera tener unas fotitos con Chumpitaz, Sotil, Cubillas, Percy, vaya jamonazos y LAS con ellos, como dice la sana expresión de barrio querido: como las huevas, así de fácil.
Pero un añadido, que lo proyecta más al querido chinito, con toda esa legión de estrellas él hace amistad y los participa, los reúne, los convoca para los tradicionales y amicales encuentros, relajantes, entre semana. Es decir, en la práctica, un auténtico relacionista público, y lo digo también como profesional en la materia, siempre con humildad.
Por todo lo expuesto, ya como comunicador social (reparen en todos esos campos donde el chinito la hizo, y sigue), no se imaginan cómo lo envidio sanamente; y me enorgullezco a la par, por esas fotos junto al gran cronista argentino Jorge Barraza -¡qué carajo de historiador!-, y aquella donde mi chinito pelotea junto al gran ¡Pocho Rospigliosi! Allí está la imagen y el comentario respectivo: “Pocho Rospigliosi con la pelota, LAS a la izquierda, Godos (Elejalder) al frente, Juan Carlos Rospigliosi a la derecha, en el Jockey Club”.
Dios mío, LAS, la verdad que la hiciste. Tanto así que debe ser reconocido desde el terruño y con las consideraciones del caso. Me refiero a que los municipios deben destacar y proyectar a sus exponentes por sus méritos, logros y trascendencias.
Y aquí reitero lo del compartir, pues tiene fotos de todos (¡nos tiene en sus manos este man!) y de toda la historia futbolística peruana y mundial, amén de muchas de sus producciones gráficas como revistas, libros, láminas, álbumes, en fin … Imágenes con un profesionalismo tal que es un placer verlas y tenerlas como recuerdo. Contáctenlo en el 962192960 o en su Facebook.
Así concluyo este humilde aporte sobre tamaño personaje, gráfico, comunicador social, relacionista público, amigo, hermano desde las aulas escolares. Mi abrazo fraterno siempre, a ese gran chinito quien con su amical ¡click! nos preserva hermosos recuerdos de vida.
