Por Luis A. Pardo Altamirano
Entre tantas cosas que nos va privando la pandemia están las clásicas velitas ‘Misionera’; además, aquel plato-recurso que los peruanos establecimos por el mundo entero como marca registrada: la Pollada. Así, entre muchas penas, el barrio luce opaco, tristón. La gentita se mueve rutinariamente, buscándola.
Bandas musicales, payasos, cachineros triciclos motorizados… hay la impresión que ha bajado la cantidad de venecos quienes se las pusieron difícil a nuestros lorchos ambulantes vendiendo en las calles.
Mientras, el choro, desde Canadá, ha mandado construir un señor jato en plena pandemia (la gente sabe que están aprovechando estos tiempos de muerte, con la corrupción fresquita en cuanto a terrenos y alcaldías de ojos tuertos), ya no se percibe ese entusiasmo de antaño; como que la people cabizbaja anda, camina, temerosa preguntándose: “csm, cuándo me tocará”.
De pronto, en estos tiempos de dolor -al ver que salimos a la puerta a tomar un poco de aire para ver a las plantitas y pájaros que bajan sabiendo que sus migajitas esperan-, afloran esos manes del barrio, típicos personajes de chaplines famosos dada sus trayectorias; surgiendo así esas añoradas conversas de esquina barrial que aún se dan.
Esas tertulias pícaras, en joda y vacilón, pero también en serio, trayendo las últimas.
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-¡Tas vivo mier! Carajo, se cumple: yerba mala…
-Oe Chacal ¿es cierto que mancó la Carlotota? …
-Si on… -ta mare, taba más rica la tía.
-Oe Cholo, también dicen que en el jato del ingeniero ¿se fueron tres? … -si
-¡Puta madre!, eran chéveres esos patas carajo.
-¿Sabes que la ‘Pocha’ taciendo una Pollada? -Ta cojuda esa… ¿quién le va a comprar en estos tiempos? Si todos tamos recontra misios, tantos bonos por las huevas… nooo, pésima idea de la tía on
– es que su ñaño necesita de oxígeno huevón…
-Ta mare…
-Oe, arranco, voy a la tienda a comprar unas velitas
-¡Nada huevón, no hay ni mier, vengo de allí. El chino (quien atiende en la tienda) dice que ya no habrá hasta no se sabe cuándo, porque hasta lo de los almacenes se ha acabado.
-Obvio pe immmbécil: la gente se está muriendo, sin plata, sin esperanzas, sin medicinas ni confianza en el Migajero Martín, lo único que les queda es rezar, encomendarse, pedir orando y llorando… y ahora pa concha, ni velitas hay csm.
-Arranco, cuídate.
-Zafari también, arrechuá.