Messi y don dinero, poderoso caballero…

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Por Luis Pardo Altamirano

De pronto todo cambió. Cambió su versión de abandono al club, su plan de nuevos aires. Ahora, cómo será su relación amical con el mordedor y goleador uruguayo. Veremos cómo la hace con Koeman y el nuevo equipo.

Lo cierto es que son 700 millones de Euros -los que tenía que pagar Messi si se iba- los que evidencian nuestras cotizaciones de personas. Cantidad que se multiplica y se cuenta en billetes que son el verdadero poder.

Dinero, futbol y poder, son viejos amigos que mantienen una relación histórica llena de egos, claroscuros y misterios. Siempre fueron socios y con los años sus negocios han crecido en cifras inimaginables, ante ellos no cuentan presidencias, trayectorias, amistades; verdades, mentiras o salidas.

Sus ingresos representan una jugosa mezcla que se obtiene principalmente por los derechos de televisión, los contratos publicitarios, la participación del Estado, el valor de los clubes, las Ligas, las Selecciones Nacionales, las taquillas del estadio y todas las camisetas vendidas.

Barcelona es uno de los clubes más caros del mundo, y si bien existe una enorme industria a su alrededor, no podemos olvidar que al final la esencia del futbol siempre será el juego. El ritual de la pelota que convoca a dos equipos para que desplieguen toda su magia y genialidad. Porque después de la batalla en la cancha, lo que quedan son los momentos. Odiseas de piratas y sirenas que cambian el devenir del deporte más querido del universo.

Porque el futbol es una pasión que circula entre las venas y juega de manera caprichosa con el ánimo del aficionado. Es terapia y catarsis. Es un tren que carga y descarga agresiones, miedos y deseos. Un dogma que evoca conjuros, aprendices y maestros. Un paseo por el campo de los sueños. La ironía de los dioses del estadio y esa sensación de levedad del alma cuando cae el gol en el terreno ajeno. La alegría y la tristeza en constante movimiento. La adrenalina y todo el sentimiento.

Al final, el futbol y el dinero se necesitan uno al otro para crecer en un punto medio. El primer gran error sería pensar que el dinero y el futbol están peleados o no pueden trabajar de la mano. Sin embargo, el modelo de negocio del futbol debe respetar la esencia del juego y de manera inteligente hacer sinergia con el área deportiva para encontrar un verdadero desarrollo sostenible y replicable. El dinero que genere puede encaminarse a buscar un crecimiento deportivo y un auténtico semillero de talentos. Un negocio que deje un legado, más allá de sus estados financieros.

Y, si bien las áreas deportivas y comerciales deberán encontrar siempre fronteras muy claras y transparentes, los límites deben respetarse y entre ambos debe guardarse una autonomía. No todos los espacios, momentos y experiencias del futbol pueden estar a la venta. No se debe «paquetear» económicamente la intimidad del futbolista y la prioridad siempre será el juego, el espectáculo y sus protagonistas. Messi es uno de ellos.

Veremos hasta cuándo y cómo termina esta historia donde hay mucho verde, aquel color del poderoso caballero, don dinero.

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