Por: Carlo Augusto Pérez Pérez (*)
Los negociados y contubernios en que constantemente incurre la clase política y económica que gobierna nuestro país, colisionan contra la autoestima, sentimiento patrio y todo buen propósito poblacional.
Consternados y debilitados estamos, vivimos con la endeble esperanza de una sociedad y Estado que niega al pueblo las oportunidades y su derecho de vivir en condiciones mínimas necesarias.
El ilustre historiador peruano Jorge Basadre Grohmann, llamaba la “patria invisible” o “el otro Perú”, a ese “…que está detrás de los andes”– aquel que hoy es un pueblo descontento, debido a los traficantes perversos, funcionarios corruptos, esos que especulan con las medicinas, el oxígeno, los bonos orientados a aliviar la pobreza, las bolsas de alimentos, los instrumentos de bioseguridad médica, etc.
Cómo no llegar al hartazgo colectivo, si en los últimos 30 años el Estado fue desvalijado sistemáticamente por organizaciones criminales enquistados en el cogollo del poder político. Cinco expresidentes envueltos en corrupción; uno de ellos auto eliminado; otro en proceso de extradición y los otros con orden de impedimento de salida del país.
Es decir, tenemos la imagen de un país totalmente nefasto, decadente, avasallado por la dilapidación descarada de sus recursos. Lacra llamada “corrupción”, que según expertos cuesta a los peruanos casi 14 mil millones de soles al año, algo así como el 10% del Presupuesto General de la Republica, el equivalente al 3 y 4 por ciento del PBI. Dinero con el que podríamos haber equipado hospitales que nos hubieran permitido combatir el Covid-19 en mejores condiciones y con el menor costo en vidas humanas.
Integramos un país con muchas taras, culpas, errores, factores de disociación e integración, entrega al caudillaje, complejo de inferioridad y la incapacidad del Estado. Sin embargo, Basadre sostenía también que, “pese a sus problemas, el Perú aún no está liquidado”.
Expresaba el insigne educador: “Quiénes únicamente se solazan con el pasado, ignoran que el Perú, el verdadero Perú es todavía un problema. Quiénes caen en la amargura, en el pesimismo, en el desencanto, ignoran que el Perú es aún una posibilidad. Problema es, en efecto y por desgracia, pero también felizmente, posibilidad” (Jorge Basadre. Perú: problema y posibilidad 1931)
Ese es la tesitura del gran peruano sureño que, en sus diversos escritos y ensayos sobre la realidad peruana no sólo confrontaba a la corrupción y delincuencia actual, sino también, mostraba su entrañable amor por el Perú, al que lo avizoraba con singular esperanza, pese a sus males históricos.
Creo que es tiempo de construir -todos desde nuestras posiciones y ubicaciones- imágenes potentes que ofrezcan una historia distinta de la patria, desde las incontables experiencias de nuestra industriosa y emprendedora gente selvática, serrana y costeña, que con pocos recursos y mucha creatividad hacen cosas extraordinarias para el progreso de sus familias.
Pero, para eso necesitamos tener siempre el compromiso de comunicar mejor esa nueva historia de la realidad, de ese futuro soñado, haciendo que los problemas y necesidades de nuestros pueblos, así como sus bondades. Que las cosas buenas que ocurran, sean el centro de atención ciudadana, y se incluyan en las agendas de los medios de comunicación regional y nacional, sin sesgos ni tapujos.
Quedémonos todos con ese compromiso, de seguir transmitiendo esperanza, confianza, además de vigilar para que no haya corrupción, malos actos, mediocridad; y que todos sumemos esfuerzos para tener el mejor pueblo, ciudad, provincia, región y nación.
(*) Comunicador Social – Educador
Región San Martín