Por: Gustavo Rossi
Hay personas que por sus acciones trascienden en el tiempo y se hacen merecedoras de formar parte de una historia, que cada día se vuelven un legado, mientras su imagen se fortalecerá más con los años, sobre todo, si su labor ha dejado valiosas lecciones de lucha y solidaridad con el prójimo. Hoy su partida engrandece más su labor en miles de mujeres del programa del Vaso de Leche en el Perú.
Carmen Rosa del Pilar Olea Carrera, nació en Lima el 29 de octubre de 1959 y creció en el barrio de San Carlos, en Comas. Aproximadamente en el 91, se inició como delegada de la zona de San Carlos y después de un corto tiempo la eligen en una reunión ganando la mayoría como coordinadora de San Carlos en el 92.
Gracias a su reconocido trabajo comunal, después de un corto tiempo la eligen, en una reunión ganando la mayoría, como coordinadora. Luego en el año 97 la eligen presidenta del Vaso de Leche de Comas, con 140 mil beneficiarios que conforman sus110 comités de vaso de leche, logrando que este producto de primera necesidad, sea cada vez repartido a más vecinos vulnerables, niños y ancianos, ganándose el respeto de autoridades y pobladores del distrito.
Pero, doña Carmen, siempre fue una mujer de retos y proyectos visionarios. Es así que es invitada a diversos distritos y conoce las realidades y carencias por lo que, decide que debe fortalecer este programa más extenso para hacerlo más equitativo y efectivo en llegar a los más necesitados.
Por eso, la eligen en una Convención para que sea presidenta a nivel de Lima Metropolitana, apoyándola para tal fin, coordinadoras de 42 distritos, asumiendo el cargo con coraje y responsabilidad, ajeno de las posturas políticas, con el único objetivo de hacer una labor al servicio de sus beneficiarios.
Dentro de sus logros, fue luego de mucho batallar en el año 2008, la afiliación del Sistema Integral de Salud (SIS) con el Vaso de Leche para que las miles de beneficiarias y sus hijos puedan acceder a este programa, ya que doña Carmen conocía la realidad y el desamparo en que se encontraban las mamitas de distritos pobres, que si se enfermaban, no tenían la oportunidad ser atendidas en los hospitales y la seguridad social.
Madre ejemplar, mujer de coraje
Carmen Olea, fue la clase de mujer como el que describe el escritor Manuel Otero, en su libro Luchadoras: íntegra, sencilla, humana, servicial, humilde, firme, flexible y cariñosa”. Ella trataba a todos por igual. Su sonrisa rompía los hielos más duros. Dotada de un natural instinto, ayudada por su paso en la dirigencia de organizaciones sociales, resolvía difíciles conflictos políticos con una sencillez pasmosa. Nunca le interesó el poder, pero si se acercaba, fue para buscar lograr objetivos que beneficien a sus madres de familia de las bases distritales.
Su familia y amigos cercanos, la llamaban cariñosamente como “Machi”, y tuvo 3 hijos y 7 nietos, a quienes brindó amor y protección y supo sacar adelante sola y siempre veló por ellos, así como a su señora madre, Carmen Rosa Carrera Velásquez.
“La leche es un alimento que no debe faltar en la mesa de ninguna familia humilde, donde haya niños”, repetía a sus hijos, para que entiendan el porqué de su compromiso social.
También la recordarán a Carmencita, que a pesar de su carácter fuerte y decidido, cuando se trataba de exigir mejores condiciones a favor de sus mamitas, era a su vez, dueña de un espíritu jovial y alegre. Poseedora de un carisma natural y chispa criolla, alegraba las reuniones festivas con su talento para tocar el cajón y animar las fiestas.
Uno de los proyectos estaba en proceso era fortalecer el vaso de leche con los alimentos que contengan OMEGA 3 (EPA – DHA) estos son nutrientes que provienen del aceite de anchoveta bañado en chocolate, y que ya se probó en la ciudad de Chimbote, y esperaba sea distribuido en todo Lima.
Atrás quedarán los múltiples reconocimientos que pudo recibir durante su ardua y fructífera trayectoria social de parte de diversas autoridades, entre presidentes de la república, ministros y alcaldes, pero el premio más valorado en su memoria, será los que recibió de miles madres del Vaso de Leche…su proyecto más importante el de haber fortalecido la organización y lograr la autonomía de las madres del vaso de leche, fomentando emprendimientos y trabajo para todas. Y eso es algo que nunca pasará al olvido.
Hoy su partida deja un vacío y a la vez, una lección para que las miles de madres de los programas del Vaso de Leche, sigan pidiendo que este vital alimento llegue a las mesas de los hogares más humildes, como fue el deseo de su recordado creador y amigo Alfonso Barrantes Lingán. ¡Hasta siempre Carmen Olea!