Por Renato Medina
Todos hablan (hablamos), del Barcelona. Todos tienen la solución para la crisis de los azulgranas. Todos sabemos qué hacer, o qué debieron hacer los últimos técnicos que fracasaron con el buzo culé. Que Messi se va, que Messi se queda. Dónde debería irse, que ya está viejo. Como si de Messi dependiera todo lo bueno y, ahora, lo malo que le pasa al Barza.
Sin embargo, me atrevo también a dar un comentario sobre lo que pasa con el club que significó en un momento, tener al equipo que llegó a ser catalogado como el mejor de la historia.
La combinación de tener un gran plantel con un gran técnico, coincidió con el buen momento de ambos. Hay grandes planteles que no ganan nada por no tener un buen técnico. Y hay grandes técnicos que no logran conseguir resultados importantes por no tener un buen plantel.
En el caso del Barcelona de Guardiola, esa combinación se dio en el mejor momento de ambos. El equipo de Puyol, Alves, Piqué, Xavi, Iniesta, Messi, etc. llevaron al éxtasis al fútbol. La mejor expresión de este hermoso juego que nublaron el futuro. Sí señores, nada es eterno. Desde que, primero Puyol, luego Xavi, luego Alves, luego Iniesta, salieron del equipo, porque la edad no les permitía dar lo que daban, el funcionamiento mermó.
A esto se suma que antes, Guardiola prefirió irse del ‘club de sus amores’, porque se sentía desgastado. Yo creo en cambio, que se fue porque sabía lo que se venía. Los recambios que necesitaba el equipo, no daban la talla para mantener la supremacía culé, ni siquiera en España.
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El Barza de hoy, ya no es el que disfruta de la tenencia del balón. Ni siquiera sabe qué hacer con él. Este Barza no tiene liderazgo. Ni en la banca, ni en la cancha. Messi es un extraordinario jugador, pero líder no es. Cuando más se le necesita, más se esconde. El Barza de hoy es un barco a la deriva que sigue creyendo que, con solo tener a Messi, todo va a estar bien. Sique creyendo que el solo nombre le va a hacer ganar partidos, campeonatos. Sigue creyendo que tienen ese gran equipo que ganó de todo.
El sueño de haber sido considerados el mejor equipo de la historia, se ha vuelto pesadilla. Y de qué manera. Con un juego práctico, efectista, de presión constante, los han, espero, despertado. El Bayern de Munich hizo lo que quiso con un Barcelona que nunca puso resistencia, y terminó pidiendo la hora.
Tener al mejor jugador del momento no garantiza nada. Y el mejor del momento está cansado, aburrido, abrumado por cargar sobre sus hombros la responsabilidad de ser uno de los sobrevivientes de la época dorada del fútbol, no solo del Barcelona, y tener que remar duro para que este barco no se siga hundiendo.
¿Quién será el nuevo DT? ¿quién podrá agarrar esta papa caliente? ¿quién podrá defenderlos? Que siga la comidilla…