Ernesto ‘Tito’ Roth: Amigo de clase A

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Por: Luis A. Pardo Altamirano

Escribir estas líneas me remontan a esa tierna adolescencia donde los referentes trascienden en las fibras. Momentos bellos, desde ese verdor de los campos del Colegio Markham donde sabatinamente nos encontrábamos para jugar fútbol, en reñidos encuentros contra los trabajadores reforzados del Humboldt, Pestalozi, etc. Y él, con su humildad y experiencia de haber jugado por el entonces gran Defensor Lima.

Cómo cubría la pelota, con una ‘chispa’ única antes de los partidos, aprendiendo de él viéndolo jugar, admirándolo cuando traía a su amigo ‘El Ruso’, un excelente central de anticipación exclusiva y juego elegante que en las divididas salía con todo para no perder (como para contrarrestar aquel drama que lo acosaba al dispararse su arma ante la novia sintiéndose siempre culpable).

Ese era Ernesto ‘Tito’ Roth quien optó por la ingeniería y que junto a su hermano menor tuvieron la iniciativa de fundar uno de los clubes de más prestigio a nivel amateur: el Defensor Aurora Miraflores, de la urbanización San Antonio, fundado en 1958, gran representante de esa zona distrital en crecimiento.

Ernesto, en su Volkswagen ‘Escarabajo’, se encargaba de reclutar a esos jugadores que encontraba en las canchas de las calles, a esos blanquiñosos ‘pisteros’ que la movían muy bien, mientras su hermano Lucho apelaba a estudiantes de los colegios del lugar, jugadores que estudiaban en el Pestalozzi, en el Markham, el Carmelitas o el Champagnat, incluso de la G.U.E. Ricardo Palma de Surquillo.

De esa forma, el flaco Roth influenció positivamente en mi visión y concepción del fútbol como deporte, compartiendo yo sus apreciaciones: “Nadie como Pedrito Ruiz, era genial” me decía, para luego yo comprobarlo en sus presentaciones.

Hasta que un día me invita a ‘probarme’ en ese ya deslumbrante equipo que entrenaba desde las 6 de la mañana en el Club Suizo, con Lucho sacándole el jugo físicamente a esa ilustre generación que eran sensación en el Estadio Unión de Barranco donde jugaban.

Una experiencia gratificante, importante, donde aprendí mucho de esos muchachos quienes a nivel local aplicaron ese revolucionario fútbol basado en la preparación física, aprovechándose al máximo los espacios, la amplitud del campo, la dinámica del juego, con extremos certeros, insertándose criterios y logrando una mixtura de resultados, donde los rivales no aguantaban el ritmo de juego del Aurora, haciéndose reconocido, respetado y admirado por ello aquel club miraflorino

Grande ‘Tito’ Roth, por quien logré apreciar el juego de inmensos como Julio Ahumada, Mario Maggi, Gino Zegarra, “Chachito” Dibós; los hermanos Baraco, Carlitos Chocano, Jorge Pancorvo, los hermanos Saux; Hugo Carrillo, Fernando Cilloniz, los hermanos Traverso, Ilan Weil, Paul Zegarra, en fin, una legión grande de lista inmensa, donde no pueden faltar Danilo Basurco y Luis Takahashi en el comando técnico.

Gracias querido ‘Flaco’. El municipio de Miraflores, la liga distrital, los habitantes de ese barrio, tendrían que enaltecer tu partida por tan silenciosa labor que dio prestigio al fútbol no rentado, saludar tu acción por cultivar en los muchachos esa redonda entre los libros. Una verdadera gesta como solo tú y tu hermano lo hicieron, anónimamente.

Adiós hermano de la vida. Le diste clase a esa A de amistad, a esa A del Aurora FC, a esa A del amor que dejas en tu familia. Gracias Ernesto, porque al recibirme en tu casa, me gustó escucharte decir: Tu papá fue un hombre muy querido en el Markham.

Descansa en paz querido ‘Tito’ Roth.

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