Por: Luis Pardo Altamirano
Duele mucho darle la razón al imberbe exministro ese, quien apenas nombrado, de arranque nos la pintó trágica “todos vamos a morir” -dijo el jueves por no decirle miér…coles- en cuanto al mortal virus. Si, en efecto, cierto, a la larga o a la corta, todos ya estamos feneciendo, ciertamente, bajo tierra o sobre ella.
Pero, lo que aquí jode es la forma en que los que están arriba manejan esto, con todo el poder, billete e ineptitud que los caracteriza. A ver (como dicen ahora, de pura monería y me llega), lo contrato a usted doctor, para…cambio el ejemplo para que se entienda más…
Usted señor ministro Perico de los Palotes contrata a un médico para que vea a su mamá convaleciente, paga, llega el doctor a su casa, ve, ausculta a su madre y tras unos análisis el matasano le dice a usted: “su madre, usted y todos -así de crudo- vamos a morir”. Le parece esa la forma ideal de que un profesional vierta su diagnóstico, consciente de su certeza. ¿Por qué no son finos para trabajar?
Es como yo -el suscrito- digo, cuando de reclutar gente se trata: no me interesa su capacidad profesional, académica o de instrucción, tengo muy en cuenta más la calidad de persona, la humanidad de quien va a ejercer. Pues, no tiene sentido que ese pendex me deslumbre con lo que sabe, si todo lo que sabe lo va a echar al tacho de la indiferencia, del deshonor, de la indignidad, de la podredumbre.
De eso trata el caso de Celia Capira, mujer que corrió para reclamar por la atención de su marido ahora muerto allá en Arequipa. Un hecho que nos parte el alma, por la inhumanidad que están mostrando las autoridades. Tendrán que cargar una vez más señores del desgobierno con esta muerte absurda, cruel, indebida, inhumana, entre miles de otras, razón por la que el pueblo los repudia.
Simple, pónganse en el pellejo de ellos, y no lo están haciendo. Avioncito, chupamedias de asistentes, asesores, correligionarios; micrófonos, cámaras, declaraciones, foto, video y chao. Así no es.
Los Samurai decían: fracasar no es el problema, cuando en la batalla se tiene una muerte honorable. Uno se puede equivocar en muchas cosas, porque sabemos que el fracaso es parte del riesgo, de la lucha, pero seamos dignos hasta en ello. O es que creen que, porque somos pobres no tenemos dignidad. ¿Eso creen?
Ojalá se den cuenta ya, ahora. Porque esto, ya está teniendo un fin fatal. Como lo dijo el propio ministro ese “Todos vamos a morir”, como refiere mi hermana cuando de ineptitud y corrupción se trata ¡Qué ‘chutos’ carajo!
¡Cuánto dolor Dios mío! ¡Qué impotencia Señor!