Iván Torres La Torre – Abogado
Ante la emergencia sanitaria por la que atraviesa el mundo y a la cual el Perú no es ajeno, se tomaron medidas iniciales de suma importancia que, entre muchas, la más notoria fue la llamada cuarentena, para evitar la infección masiva de la población y alejarnos de esta pandemia mundial.
Considero que fue importante la cuarentena, quizás en su primera fase, es decir, durante los primeros treinta días y, luego de ellos, se debió asesorar al Presidente de manera más inteligente, más aún si somos un país con una economía informal que alcanza el 70% de la producción nacional. Fue un error por parte de muchos ministros, implementar medidas que se venían utilizando en otros países con realidades y coyunturas distintas; los ministros, quienes son los “especialistas” en cada Sector, debieron advertir el colapso económico que se generaría por paralizar al país por tres meses y medio, resultando afectados grandes sectores de peruanos quienes vieron recortadas sus posibilidades de subsistir.
Pareciera que el plan para evitar la pandemia y la infección generalizada de los peruanos, inicialmente, tuvo legítimas y buenas intenciones por parte del Presidente de la República pero finalmente se contaminó por la política, utilizándose la pandemia para trabajar un plan político al cual denomino “Plandemia”; plan político que, como segunda herramienta, utilizó la cuarentena como mecanismo político para limitar derechos de todos los peruanos, tal cual una dictadura a la cual llamo “infectadura”; surge entonces la “plandemia de la infectadura” que enarbola banderas de protección a la población para evitar las infecciones masivas, cuando el trasfondo es tener a la población inmovilizada, con pánico, zozobra, sin capacidad de reacción y de maniobra laboral.
La “plandemia de la infectadura” surge como mecanismo de control social de manera exacerbada, sacrificando a toda la nación ante la incapacidad de los diferentes responsables del gobierno para poder diseñar verdaderas estrategias que controlen la pandemia.
En la realidad de los hechos, las medidas dispuestas, distintas a la cuarentena, fracasaron. ¿Por qué fracasó todo esto? La respuesta es simple: Fracasó porque, una vez más, la pandemia tuvo un gran cómplice que fue la corrupción, que impidió que den resultados todo el esfuerzo desplegado desde el Presidente de la República hasta el peruano de a pie.
Una vez más, el fracaso lo generó la corrupción, gran cómplice de todos los males de la historia peruana y lo vimos desde los sobreprecios en los medicamentos, el robo de las canastas, el acaparamiento de las medicinas, el acaparamiento del oxígeno, la selección “a dedo” de los proveedores el mal uso de las grandes cantidades de dinero que destinó el gobierno central a los municipios y obviamente una corrupción indiferente ante el hambre y la necesidad del pueblo.
Además, hubo otro gran cómplice que fue el Congreso, con sus ya conocidas acciones y critcadas medidas.
Finalmente, reactivemos la economía del país trabajando en libertad pero con excesivo celo y auto cuidado y que el Estado al fin invierta en la infraestructura de salud para evitar el daño que representan los muertos a nivel nacional.