C. Alfredo Vignolo G. del V.
Estamos siendo espectadores de miles de personas que llevan a sus familiares a Essalud o al Minsa y simplemente ingresa el paciente y la familia tiene que estar en angustiosa espera de una información… que nunca llega…
Estos canallas insensibles médicos, enfermeras, técnicos y demás…, dicen que se comunicarán por teléfono y pasan las horas, los días y las noches durmiendo en la puerta de los establecimientos de salud y la esperanzadora respuesta tranquilizadora no existe y la angustia y zozobra se apodera de la familia.
¿Se puede ser tan salvaje, inhumano y propio de basuras, la indiferencia de esta gente? No pueden pensar un instante en los familiares. ¿Estos miserables acaso no juraron cumplir con el juramento hipocrático?, ¿Acaso los médicos no son personas humanas con sensibilidad?
La Asociación Médica Mundial aprobó en su 68ª Asamblea General, una nueva versión de la Declaración de Ginebra, equivalente del juramento hipocrático, de carácter básicamente ético, que hacen aquellos que se gradúan en medicina.
Desde su elaboración en 1948 la Declaración se ha convertido en un documento central de ética médica y una versión moderna del Juramento Hipocrático.
El Código de Ética y Deontología del Colegio Médico del Perú (CMP) señala en el punto 1ro. “La ética médica orienta la conducta de los médicos hacia el bien, a buscar lo correcto, lo ideal y la excelencia. La deontología médica establece qué deben y qué no deben hacer los médicos. El Código de Ética y Deontología contiene un conjunto de orientaciones y preceptos cuyo cumplimiento garantiza un ejercicio profesional digno, autónomo e integral de los miembros del Colegio Médico del Perú, en el marco del respeto a los derechos de los pacientes. Rige para todos los colegiados y concierne al ámbito de su moral personal y social”.
La Medicina se orienta al respeto a la vida y al logro de la más alta calidad de la misma. Se fundamenta en el reconocimiento de la dignidad, la autonomía y la integridad de las personas. Es una profesión científica y humanista cuya misión es promover y preservar la salud, así como aliviar y reconfortar ante la enfermedad y consolar al enfermo y sus allegados ante el sufrimiento, la agonía y la muerte.
La dignidad de la persona obliga moralmente al médico a tratar a toda otra persona, en situación de salud o enfermedad, siempre como un fin y no como un medio, y por lo tanto con empatía, lealtad, diligencia, compasión y responsabilidad.
En consecuencia, constituyen el cimiento de los deberes y virtudes que todos los médicos deben cultivar en bien de los pacientes, de la sociedad, de su familia y de sí mismos.
Sin embargo, la ética médica, por lo visto discurre por la cloaca y el Colegio Médico bien gracias, esa es la calidad de los médicos en nuestro país, toda una vergüenza nacional.