COMENTARIO SOBRE DECLARACIONES DEL PRESIDENTE VIZCARRA
El presidente Vizcarra, escudándose en la ministra de Economía, ha deslizado que las consecuencias de la epidemia del coronavirus serán peores a las pérdidas que sufrió el Perú en la Guerra con Chile, una comparación muy lejana en el tiempo cuando tenemos a la mano la devastadora guerra que sufrió el país por culpa del terrorismo de Sendero Luminoso y el MRTA entre 1980 y 1992.
La alusión al conflicto con Chile, ocurrido hace 141 años, resulta extemporáneo, salvo que Vizcarra lo use con fines de alentar el patrioterismo más elemental, un renglón que tiene muchos adeptos y que cultivó Ollanta Humala con éxito en el 2011. Su hermano Antauro sigue en lo mismo y hoy su principal línea de fondo tiene un anti-chilenismo hirsuto y demagógico. Según el presidente, la guerra «generó muerte y destrucción y dejó mucha pobreza porque se cayó completamente la economía dos años con indicadores bajísimos». Si la ministra Alva le ofreció esas conclusiones comparativas, por lo menos debió pedirle cifras más precisas y no generalidades sobre los daños a la economía y el aumento de la pobreza, que los hubo y en gran escala desde 1879.
Las cifras sobre el daño perpetrado por la violencia terrorista, en cambio, si está bien documentada por la Comisión de la Verdad. En su informe final señaló que las pérdidas que sufrió el Perú por acción de los dos grupos subversivos alcanzó los 28 mil millones de dólares. Y los muertos fueron 69,280 según la CVR, que elevó la cifra más del doble de los que se creía hasta el 2003.
Es obvio que la pobreza y pobreza extrema de los años 80 y 90 aumentó por el desastre económico durante el primer gobierno alanista, que mantuvo la estructura estatista que dejó el velascato y llevó a la destrucción de la economía peruana atenazada por la hiperinflación, un déficit fiscal galopante, cero inversiones extranjeras; más la obra destructiva del terrorismo por partida doble.
Vizcarra, en lugar de decir las cosas claras, prefiere irse por las ramas y remueve esa puñalada histórica que tiene atravesado al Perú desde 1879. Y cual nuevo Piérola se queja de las “voces de desaliento, voces que en vez de apoyar, vienen a cuestionar cualquier esfuerzo que se haga”.
Este lloriqueo vizcarrista resulta preocupante ahora que nos ha hecho retroceder al siglo XIX. Piérola se aupó en el poder mediante un golpe de estado, en diciembre de 1879, aprovechándose del vacío que dejó el presidente Prado por su sorpresivo viaje a Estados Unidos. Lo primero que hizo fue clausurar los diarios y encarceló unos días al director de El Comercio. Sólo así pudo mandar sin oposición y dirigir la guerra… sin nunca haber sido militar.
Felizmente estamos aún en democracia, aunque los grandes medios no necesitan ahora ser cerrados. Hace tiempo son el principal soporte del nuevo Piérola.